martes, 31 de enero de 2017

LA NOCHE QUE CONOCÍ A EMMA STONE


Era el año 2009, había acudido al Festival de Sitges a presentar nuestro cortometraje "Estación de Carretera".

Cuando uno acude a un certamen de esa magnitud, lo mejor que puede hacer es aprovechar el tiempo. Eso se traduce en ver una cantidad ingente de películas.
En mi caso, en dicho Festival hay años que en diez días he visto más de treinta películas (algo que ahora mismo no sé si aguantaría).

En uno de esos días llegó el pase de las 22:00 horas. En ese pase con público suelen ir los protagonistas de la película, el director...

Se dio la casualidad que esa noche proyectaban "Zombieland".

Su director Ruben Fleischer acudió a presentar la cinta acompañado de un tímido Jesse Eisenberg, (que no se sacó en ningún momento las manos de los bolsillos), Emma Stone y Abigail Breslin.

Fui a aquel pase con Carpintero y Maca.

Nos sentamos en un sitio privilegiado. Justo delante de nosotros se situaron el director y los protagonistas de la película.

Pasamos un buen rato viendo la cinta, tenía sus momentos de humor y aparecía Bill Murray que aunque salía poco, su trabajo como de costumbre era delirante.

Una vez terminó el film, la sala del Auditori se colmó de aplausos. "Zombieland" era una de esas películas hechas para el público.

Los protagonistas se levantaron y agradecieron al respetable la entrega y la generosidad de sus aplausos.

Fue entonces cuando los fans quisieron hacerse fotos con los protagonistas.

Pese a lo que todos pensásemos a día de hoy, Abigail Breslin era la estrella. Todo el mundo quería inmortalizar aquel día con una fotografía.

- ¡Es la niña de "Pequeña Miss Sunshine"! .- Decían.

Carpintero, Maca y yo salimos de nuestros asientos.

Nos pusimos a un lado en el pasillo y Carpintero me dijo:

- Oye ¿y esta chica?, con lo guapa que es y nadie le hace caso.

Me giré y a mi lado se encontraba Emma Stone.

Estaba radiante con un vestido morado que le llegaba por los tobillos. De brazos cruzados, esperaba sola a que su compañera de reparto de apenas trece años terminase de atender a sus fans.

Mire a Emma Stone. Me dio tanta lástima que le intenté sacar algo de conversación.

- She's a star .- Le dije sonriente refiriéndome a Abigail Breslin.

- Yes. - Me respondió entre amable y cabreada.

- I liked the movie. Congratulations.

- Thanks.

Se produjo un incómodo silencio y ya no supe que más decirle, entonces me despedí.

- Bye, see you.

- Bye.

Carpintero y yo nos fuimos al encuentro con Maca. Mi amigo aún estaba sorprendido porque Emma no acaparase la atención de nadie.

- ¿Tú la has visto? ¡Era guapísima!

Ciertamente, Carpintero tenía razón. Emma Stone es mucho más guapa en persona.

Esa misma noche me la encontré en una fiesta. No me volví a acercar a hablar con ella.

lunes, 23 de enero de 2017

RIKAR


Yo no había planeado esto. En nochevieja comía las uvas a todo meter, quería que 2016 terminase. Fue un año muy duro para mi.
Una vez concluí, abracé a Botet y dije - ¡A tomar por el culo!

Pero no, 2017 está siendo mucho peor. Con esta, ya llevo tres despedidas Jordi Abusada, Jon Lecuona (al que apenas conocía) y Rikar Gil.

La primera vez que supe de la existencia de Rikar fue en una obra de mi amigo Jorge Naranjo. Recuerdo que Rikar estaba lesionado e hizo la función medio sentado. Pese a eso, estuvo formidable.
Aún recuerdo como para seducir a una chica a la que llevaba a cenar a su casa decía:

- Aquí traigo el Champín.

- Será champagne.- decía ella

- No, no Champín, sin alcohol.

Lo decía con una gracia que no paré de reírme.

Al terminar la función Jorge me lo presentó. - Que buena persona es este hombre, pensé.
No me equivocaba.

A los pocos meses Rikar ganó el premio a Mejor Actor en NotodoFilmFest. Aplaudí a rabiar.

- Sí, joder, sí - Grité.

¿Y quién no se podía alegrar de lo bueno que a Rikar le pasase?

Después de aquellas veces disfrutamos en encuentros, estrenos, la fiesta del Festival de Málaga entre otras cosas...

Pero antes de todo eso Rikar un día me escribió.
Conocía a unas personas que querían producir una película y me preguntó si Javi y yo teníamos algún guión.

Me quedé en shock. Le dije que por supuesto y que él podría hacer uno de los personajes.

Finalmente, por una cosa o por otra no pudimos materializar aquel proyecto. Pero Rikar Gil, aquel actor al que yo admiraba había pensado en que podríamos hacer una película juntos. Me hacía muy feliz que hubiese pensado en nosotros.

Desde entonces, aquel guión me sigue persiguiendo. Ya lleva muchas versiones y para aquel personaje veo la cara de Rikar, no pienso en otro actor. Uno de mis objetivos de este año era terminarlo y enseñárselo, quizás sí hubiese sido un buen momento para hacerlo.

Siempre que nos encontrábamos de una u otra manera hablábamos de ese proyecto que nunca fue y de que nos gustaría trabajar juntos. Que lástima que no lo hayamos conseguido.

A finales del pasado año nos invitó al estreno de "Julie" una película que él protagonizaba y es que Rikar, SIEMPRE se acordaba de Javi y de mi.

Ayer estaba en casa, Carpintero me escribió. Me contó lo que había sucedido. No di crédito.

No me hacía a la idea de no volverte a ver.

Llamé a Jorge, me confirmó la noticia. Sin dudarlo, Javi y yo fuimos a darte el último adiós.

Allí estaban todos David, Dani, Violeta, Miguel, Román, Fernando, Nata, Laura, Fran, Adrián, Gabi, Chos, Rut, Esther...
En cada uno de nosotros se notaba la tristeza. La pena de haber perdido a un ser humano increíble.

Nadie podía decir nada malo de ti. Eras generoso, buen compañero y siempre con esa eterna sonrisa... porque sí, porque todos te recordaremos siempre con esa sonrisa.

Espero que ayer me perdonases por irme de repente. Estaba muy dolido, con el corazón encogido pensando si habías sufrido, no lo podía soportar...

Lo único que podía hacer era llorarte.

Sólo hay una cosa de la que me arrepiento, de que no hayamos podido ser más amigos y es que la vida no nos ha dejado tiempo.

DEP los de aquí abajo siempre te querremos.

sábado, 21 de enero de 2017

JORDI


Venía de hacer varios trabajos basura. Mi primera época en Madrid no fue fácil.
Sino llega a haber sido por mi amigo Carpintero, (entre otros) hubiese dormido en la calle.

En pocos meses ya sabía lo que era tener una jefa nazi (en mi etapa como taquillero de cine) y lo que era trabajar los fines de semana (en una librería / kiosko).

De hecho, dejé mi trabajo como taquillero para empezar mi etapa en TeleMadrid como ayudante de cámara.
Debido a mis contactos con los antiguos compañeros de la escuela de cine, logré meter pie en un lugar que no me satisfacía demasiado pero que al menos me hacía estar en contacto con las cámaras.

El primer día, nada más llegar hicieron equipos de operadores de cámara y sus respectivos ayudantes. A mi hermano le tocó con Javi, un hombre bonachón de Burgos que no paraba de gastar bromas.
Mientras que a mi, Paco, el dueño de la productora externa que nos contrataba me dijo - Kiko, tú vas con Jordi.

Nos saludamos y así comenzó nuestra andadura juntos que duraría toda una temporada.

Pronto empezamos a interesarnos el uno por el otro. Jordi era cineasta y director de fotografía especializado en documentales.
De hecho, había dejado su Perú natal para venirse a Madrid a hacer cine. Jordi trabajó mano a mano con Fernando León de Aranoa, era amigo de los Querejeta y sobretodo era un gran maestro.
Todos los años, durante unos meses, daba clase en la escuela de San Antonio de los Baños en Cuba y por lo que sé, los alumnos le adoraban (no era para menos).

A los pocos días de conocernos ya quiso ver el cortometraje que mi hermano y yo hicimos a la limón "Humanos con Patatas". Le gustó, aunque el gore y el terror no iban con él.

Al día siguiente Jordi llegó con una copia en DVD de "La Espalda del Mundo". - Míralo y dime que te parece.

Tras nuestra dura jornada en TeleMadrid fui a casa y vi el documental. Me dejó fascinado.

Al día siguiente, mientras tomábamos café en el "Dos Hermanos" (quien haya trabajado en Ciudad de la Imagen conocerá de sobra este lugar), me preguntó lo que me había parecido.

- Le respondí que me había gustado y que si había hecho más películas.

Me dijo que sí. A los pocos días me trajo una copia de otra de las películas en las que había participado "Invierno en Bagdad", igual de buena y necesaria que la anterior.

Movido por la curiosidad investigué por mi cuenta y vi sus trabajos con Fernando León de Aranoa"Caminantes" y el episodio de "Invisibles" (una película colectiva sobre las diferencias sociales a lo largo del mundo). Jordi fue todo un descubrimiento para mi. Cada día me iba a trabajar con ganas de aprender de aquel hombre al que admiraba.

Lo que Jordi no sabía es que sin querer yo le conocía antes de que nos conociésemos.
Cuando vivía en Ponferrada no sé porqué, llegó a mis manos un póster de la película documental "La Guerrilla de la Memoria" que decoró mi habitación durante tres años; así que al fin y al cabo el destino quería que nos conociésemos.

Pasaron los meses y Jordi vio en mi carencias. - Kiko, a ti la cámara no te interesa nada ¿verdad?

- ¿A qué te refieres? .- Le respondí.

- A que está muy bien que hayas estudiado dirección de cine y guión, pero tienes que saber de cámara, tienes que saber a manejarla, a quererla. La cámara son tus ojos.

- ¿Tú me enseñarías?

- ¿Qué sabes?

- Pues he estado de cámara en una televisión local en Asturias por el verano y lo que he aprendido en la escuela.

- No sabes nada, entonces.

- Algo sé.

Jordi sonrió. Como estábamos a expensas que nos llamasen para cubrir una noticia (podíamos tener o diez minutos o tres horas libres) mi amigo empezó a enseñarme como funcionaba la cámara.

También aportó su granito de arena a que yo supiese de iluminación.
Me explicaba una vez como debían de ir iluminadas las entrevistas y sin que el me dijese mucho más lo debía de dejar fino.

Luego él retocaba, matizaba.

Os puedo asegurar que la productora que nos contrataba no era consciente de la calidad de las piezas que les entregábamos.
Que un realizador y director de fotografía como Jordi Abusada trabajaba para ellos era un lujo por el que no pagaban.

Pero no sólo me explicó lo relacionado con la cámara. Jordi me habló de las causas en las que creía. Los desfavorecidos, los que no tienen nada porque no les han dado una oportunidad y las ONG con las que colaboraba. Era un ser humano increíble.

De hecho, él ha sido el culpable de que me obsesione con las cámaras y que no pare de experimentar con ellas y que me haya lanzado al monte, como quien dice.
Ahora soy de esos realizadores que si puede operar él, opera.

Volviendo a nuestros tiempos en la televisión, por aquel entonces yo cobrara 30€ sin dieta y sin desplazamiento, cotizando media jornada. Eso hacía que me ingresasen a fin de mes unos 560€ (ya que nunca trabajábamos 20 días laborables) que complementado con lo que ganaba en la librería Kiosko no me hacía llegar ni a los 1000€ al mes.

Así que mucha veces mi hermano y yo íbamos caminando desde Colonia Jardín a Ciudad de la Imagen y comíamos en la calle junto con nuestros compañeros un Tortiburger.
Que era una tortilla ya preparada por un Euro que completábamos con un bollo de pan y un agua marca Carrefour.

Estuvimos un tiempo así hasta que Jordi se dio cuenta. Un día sin decirme nada me llevó a un restaurante peruano de unos amigos suyos.

- Me parece una vergüenza que os tengan así. Prefiero invitarte a comer y quitármelo de lo mío que verte así. - Me dijo.

De vez en cuando si la ocasión lo requería Jordi me invitaba o a comer o a un café, lo que hiciese falta.
Pero no sólo en eso se portaba bien conmigo. De vez en cuando me llevaba de ayudante a hacer algún que otro trabajo con él fuera de nuestra jornada laboral.
Así fue como conocí entre otros al brasileño Sergio Oksman quien años después ganaría el Goya al cortometraje documental por "A Story for the Modlins".

Una vez se terminó la temporada en TeleMadrid, Jordi se fue como cada año a San Antonio de Baños y yo comencé mi andadura en otro trabajo que no me agradaba, el de teleoperador en el que duré muy poco tiempo.

Pasados los años Jordi y yo hablábamos por teléfono, Facebook y gracias a esta red social sabíamos mucho el uno del otro.

Fui creciendo en el mundo del cine y de vez en cuando iba a algún que otro estreno. Jordi iba a muchos de ellos y allí me lo encontraba.

Siempre hablábamos un rato. Tras la película de "Amador" de su gran amigo Fernando o la última vez que me lo encontré en el estreno de "249, la noche que una becaria encontró a Emiliano Revilla" de nuestro amigo en común Luis María Ferrández.
En esta última ocasión me habló de una serie de documentales que había hecho para Al Jazeera y yo le hablé de mi nuevo camino como productor.

- Ustedes no paran de hacer cosas. - Me dijo con una sonrisa en la cara.

Luego le vi en la fiesta de la película. Estaba hablando con una chica y no quise molestarle, así que me fui sin despedirme.

Hace unos días me encontraba en Valencia. Llevaba grabando allí un par de días. Miré el Facebook y vi que César Vea había publicado que Jordi había muerto.

No me lo podía creer. Rápidamente le escribí.

César, me constestó diciciéndome que el bueno de Jordi había fallecido en un accidente de avioneta.
Hacía poco que se había sacado el título y de vez en cuando salía a volar.
Busqué en Google, en Twitter y ahí estaba la fatídica noticia de la muerte de mi amigo.
Lloré mucho. Cómo era posible que una persona tan maravillosa se fuese tan pronto. Su muerte había y ha dejado un gran vacío en mi.

Siempre recordaré con cariño las historias de tus rodajes. La pulsera que le regalaste a Miguel López Alegría mientras rodabais "Son & Moon: diario de un astronauta" y como tu regalo viajó al espacio.
 Las historias de cuando fuiste a rodar a Estados Unidos y pediste un plato típico y trajeron unas pizzas y todos esos días que pasamos haciendo noticias para TeleMadrid.

Sin darte cuenta amigo Jordi fuiste muy importante en mi vida. Te quiero mucho y gracias por dejarme formar parte de la tuya DEP.

martes, 10 de enero de 2017

EL HABLADOR


Muchos días voy en metro, por no decir todos.

Quieras o no, si viajas a las mismas horas, por inercia, te acabas encontrando con las mismas personas.
Hoy iba con mi novia y vimos a un chico con el que nos encontramos habitualmente.

Se dirigió a una chica y le preguntó - ¿cómo te llamas?

La chica intimidada por la situación continuó mirando su teléfono móvil.

- ¿Cómo te llamas? .- Volvió a repetir el chico. Así, hasta un total de tres ocasiones.

Ella, tímidamente y viéndose atrapada respondió.- Laura.

- Hola Laura ¿tienes internet en casa? .- Dijo el joven.

Laura respondió .- No.

Una vez pasó esto el chico se dirigió a la otra parte del vagón. Habló con una mujer y después volvió a nuestra zona.

Le preguntó a un hombre. - ¿Usted me conoce?

El hombre le dijo .- No, ¿debería?

Una chica que había a nuestro lado, sorprendida por la situación miró al joven. Este se dirigió a ella y le dijo .- Tú sigue con lo tuyo.

El chico se volvió a dirigir al hombre .- ¿Le puedo hacer una pregunta?

- Pues claro.

- ¿Usted cree...? .- Y en ese momento dejé de escuchar. No me enteré de lo que le preguntaba.

Fue entonces cuando me di cuenta de la situación de este chico. Me dio bastante lástima.
Creo que en una ocasión llegó a preguntarme algo, iba leyendo y no le presté demasiada atención.

Es evidente que padece algún tipo de discapacidad. Está claro que sus padres o tutores legales se ocupan de él, va bien vestido, arreglado, impecable.
Pero me preocupa que una de esas conversaciones involuntarias, desde su inocencia, de con quien no debe y le atraquen o le pase algo.

Como digo siempre, aún creo en el ser humano. Espero que nunca se vea en un aprieto.

miércoles, 4 de enero de 2017

7 AÑOS

Coleccionaba todo tipo de películas. En cualquier formato. Incluso hubo un tiempo que me compré una PSP de segunda mano sólo para ver películas mientras viajaba.

De eso no hace tanto, quizás un par de años. A día de hoy paso por la FNAC, El Corte Inglés o similares y lo último que hago es ver películas o ediciones de películas.

Como comenté unos post atrás, este verano me deshice de unas doscientas películas. Todo ha cambiado, incluso la manera de ver cine.

Los piratas, aquellos corsarios que iban a las Campus Party a descargarse más contenido que el que podían llegar a ver en sus vidas aprovechando la banda ancha, son incluso demodé, lo que se lleva ahora es tener contratadas diversas plataformas y ver el contenido en buena calidad, doblado o subtitulado (a gusto del consumidor) y ser el propio dueño de lo que ves.

Y eso es lo que nos regala Netflix, HBO o MovistarPlus. Ser los dueños de nuestro tiempo libre al igual que Marty McFly Jr. en "Regreso al Futuro II" podemos ver lo que queramos y donde queramos, (aquel futuro no era tan alocado después de todo).

Esa nueva oportunidad de ver cine, hace que las personas vinculadas a la industria del espectáculo (actores, directores, productores) puedan realizar nuevos trabajos sin esperar a una subvención determinada o a una hipotética compra por parte de las televisiones.

Un ejemplo de esto que os comento es la nueva película de Roger Gual, "7 Años".
La trama versa sobre cuatro personajes que encerrados en sus oficinas y que deciden contratar un mediador para que les oriente sobre quien de ellos es el más indicado para ir a la cárcel tras realizar un fraude a la hacienda púbica.

Buen guión, buenas interpretaciones y una película de 80 minutos.
(Duración perfecta para lo que está acostumbrado el espectador actual, enganchado a todas las series habidas y por haber).
Y es que están muy bien las nuevas tecnologías, las nuevas formas de distribución pero ayer, hoy y mañana a toda película le tiene que amparar un buen guión y otra cosa no, pero "7 años" tiene un guión muy bueno.

Importante destacar a su vez que este filme huye de la fórmula muy estandarizada en el cine patrio la del director - guionista. Muy poco habitual en USA y aquí generalizada.
En esta ocasión el texto lo firman José Cabeza y Julia Fontana basado en una idea original del primero.

Porque hasta incluso en eso destaca esta pequeña película (en concepto, que no en forma), donde las interpretaciones de Manuel Morón (formidable como siempre), Paco León y Juana Acosta destacan sobremanera y donde Álex Brandemühl hace lo de siempre, que no es otra cosa que mostrar una entereza en pantalla como pocos saben y donde Juan Pablo Raba (al que pudimos ver en "Narcos") sobresale también sin que notemos su ascendiente colombiano.

En resumen, "7 años" es una de esas películas que hay que ver, así que ¡a qué esperáis!