Me gustaría no haber concluido este año con este post.
De ninguna de las maneras, pero ha tenido que ser así.
Cuando uno ama lo que hace dan igual los problemas del pasado, si no has sabido gestionar bien tus emociones o si alguna vez te has sentido sólo, una "fuerza" interior es la que te hace ver el lado positivo de las cosas y salir adelante, y sí, aunque no lo creamos las segundas oportunidades existen.
Carrie Fisher lo supo bien. Desde muy joven una fama desmesurada marcó el resto de sus días. Alcohol, drogas y un trastorno bipolar forjaron una personalidad contundente e indomable, al igual que su personaje de la princesa Leia.
Sin embargo, en éstos últimos tiempos ha vivido por así decirlo una segunda juventud maravillosa donde (me imagino) que se ha sentido tanto o igual de querida que antaño.
Mi madre solía decir cuando alguien famoso / popular muere se nos hace raro, nos choca, pues pensamos que están ahí como el sol, que su luz jamás se va apagar, pues bien, la de Carrie se ha apagado y muy pronto.
Al igual que sentí la muerte de Robin Williams, una punzada en el corazón se me clavó cuando me enteré de la muerte de Carrie. - Leia, ¡nuestra princesa!
Hay personajes tan populares que se hacen (sin quererlo) tan importantes en nuestras vidas que indirectamente forman parte de ellas.
Sinceramente, creo que en mi hay una contradicción, no se si de adolescente estaba enamorado de la actriz o del personaje, pero sí puedo deciros que sólo me he enamorado dos veces en el cine, una vez de ella y la otra de Sigourney Weaver en "Alien"; y las dos responden al mismo patrón de mujer.
Mujeres fuertes, luchadoras y que predomina su actitud ante la vida antes que su belleza. Ese estereotipo lo traslado también a mi vida real.
No son para mi las mejores navidades... ¿pero de qué me puedo quejar yo?
Tengo para alimentarme, tengo donde dormir y tengo salud.
Y esto último es lo que más os deseo para este 2017 que está por venir.
En cuanto a Carrie espero que descanse en paz y que desde una galaxia lejana, muy lejana nos siga acompañando. DEP.
miércoles, 28 de diciembre de 2016
jueves, 22 de diciembre de 2016
UN BISOLGRIP Y UNA PATA DE JAMÓN
Llevo varios días atascado de la nariz. Siempre presumo de no ponerme malo en invierno, pero este año parece ser que mi señora trompa no me ha dado tregua.
Me despierto por las noche ahogado, sin poder respirar, algo angustioso a la par de incómodo.
Además, el catarro se ha apoderado de mi y creo que sí, me estoy empezando a poner malo.
Ahora bien, todo tiene sus beneficios. Me ha ayudado mucho el Bisolgrip. Y no es que quiera hacer publicidad de un producto pero si me ha hecho estar mejor ¿por qué no lo voy a decir?
Pero creo que lo que mejor me ha sentado es la pata de jamón que tengo en casa.
Mi novia y su madre nos han hecho el mejor regalo que se le puede hacer a nadie, un jamón del que ya sólo queda lo que os enseño en la foto.
Ahora bien, si después de tomar el Bisolgrip y comer jamón me he encontrado mejor... ¿de quién es el mérito? Del medicamento o de alimento.
Como soy creyente de la homeopatía alimenticia, quiero creer que el resultado de que me encuentre mejor, no es de otra cosa que del jamón que me han regalado mi novia y su madre.
Así que, ¡gracias chicas!
miércoles, 21 de diciembre de 2016
EL INQUILINO
Para conocer nuestro presente (y sobre todo nuestro futuro) hay que conocer nuestro pasado.
Si bien el cine español (hasta el fin de la dictadura franquista) estuvo regido por comedias amables o cine comercial, durante aquellos años se realizaron películas que a pesar del paso del tiempo siguen siendo de rabiosa actualidad.
"El inquilino" de José Antonio Nieves Conde es una de ellas.
En este film podemos ver al señor González un practicante (profesión a día de hoy inexistente) que malvive en un edificio en ruinas junto con su familia.
Los empleados de la obra, encargados de derribar la vivienda llegan a su casa con la idea de tirar el piso abajo, pero tras ver a González con sus cuatro hijos y esposa deciden que le darán una prórroga de unas horas para que conserve su inmueble.
La cosa se pone difícil y esa prórroga tiene que durar finalmente días.
En el film vemos la dificultad tanto del protagonista (interpretado por un soberbio Fernando Fernán Gómez) y su mujer para lograr una vivienda digna donde vivir.
Los avales, la falta de dinero o el trabajo precario son sin ningún género de dudas problemas del pasado que a día de hoy también afectan a los españoles de a pie.
Podríamos hacer un estudio sobre películas españolas con esta problemática (no descarto hacerlo) desde "El Verdugo" de Berlanga hasta la actual "Techo y Comida" de Juan Miguel del Castillo y ver que a pesar de las nuevas tecnologías y de ser una sociedad cada vez más conectada, seguimos teniendo las mismas dificultades de hace sesenta años.
Y es que uno de los derechos fundamentales del ser humano es el "derecho a una vivienda digna" aunque a muchos de nuestros dirigentes se les olviden de vez en cuando.
Volviendo a la película.
Durante muchos años el filme tuvo un final que no era el planteado ni por sus guionistas ni por su director.
En él se veía como González y su mujer Marta encontraban una vivienda donde ir una vez concluido el plazo de la entrega de su inmueble para la demolición.
(Previamente se leía una cartela explicando la problemática del país y el buen hacer del gobierno para solucionar el problema).
Sin embargo, el otro final, (el realmente interesante), el que no se editó, podemos ver como González una vez abandona su vivienda y con los muebles a cuestas decide vivir con su familia en la calle tras una gran tumulto general.
Y es que ya sabemos como son las dictaduras. Hacen que lo veamos todo bajo el prisma del desconocimiento y el miedo.
Menos mal que en nuestro país esto hace tiempo que no pasa.
En cuanto a la película, recomiendo encarecidamente su visionado nos hará reflexionar y sobretodo aprender.
Si bien el cine español (hasta el fin de la dictadura franquista) estuvo regido por comedias amables o cine comercial, durante aquellos años se realizaron películas que a pesar del paso del tiempo siguen siendo de rabiosa actualidad.
"El inquilino" de José Antonio Nieves Conde es una de ellas.
En este film podemos ver al señor González un practicante (profesión a día de hoy inexistente) que malvive en un edificio en ruinas junto con su familia.
Los empleados de la obra, encargados de derribar la vivienda llegan a su casa con la idea de tirar el piso abajo, pero tras ver a González con sus cuatro hijos y esposa deciden que le darán una prórroga de unas horas para que conserve su inmueble.
La cosa se pone difícil y esa prórroga tiene que durar finalmente días.
En el film vemos la dificultad tanto del protagonista (interpretado por un soberbio Fernando Fernán Gómez) y su mujer para lograr una vivienda digna donde vivir.
Los avales, la falta de dinero o el trabajo precario son sin ningún género de dudas problemas del pasado que a día de hoy también afectan a los españoles de a pie.
Podríamos hacer un estudio sobre películas españolas con esta problemática (no descarto hacerlo) desde "El Verdugo" de Berlanga hasta la actual "Techo y Comida" de Juan Miguel del Castillo y ver que a pesar de las nuevas tecnologías y de ser una sociedad cada vez más conectada, seguimos teniendo las mismas dificultades de hace sesenta años.
Y es que uno de los derechos fundamentales del ser humano es el "derecho a una vivienda digna" aunque a muchos de nuestros dirigentes se les olviden de vez en cuando.
Volviendo a la película.
Durante muchos años el filme tuvo un final que no era el planteado ni por sus guionistas ni por su director.
En él se veía como González y su mujer Marta encontraban una vivienda donde ir una vez concluido el plazo de la entrega de su inmueble para la demolición.
(Previamente se leía una cartela explicando la problemática del país y el buen hacer del gobierno para solucionar el problema).
Sin embargo, el otro final, (el realmente interesante), el que no se editó, podemos ver como González una vez abandona su vivienda y con los muebles a cuestas decide vivir con su familia en la calle tras una gran tumulto general.
Y es que ya sabemos como son las dictaduras. Hacen que lo veamos todo bajo el prisma del desconocimiento y el miedo.
Menos mal que en nuestro país esto hace tiempo que no pasa.
En cuanto a la película, recomiendo encarecidamente su visionado nos hará reflexionar y sobretodo aprender.
viernes, 16 de diciembre de 2016
IVÁN, VIAJERO INCANSABLE
No sé si alguna vez habéis ido a un polígono industrial en transporte público. Yo sí, en varias ocasiones, hoy ha sido una de ellas.
He utilizado Google maps para guiarme y saber la ruta más rápida.
Evidentemente he tomado la peor decisión.
Desde que he salido de mi casa hasta que llegué a mi destino pasaron cerca de tres horas.
Ahora bien. ¿No sería más fácil tener carnet y coche?
Puede ser, no os lo voy a negar, pero durante esos largos periodos de tiempo me dedico a leer.
Leo como un cabrón.
Hoy he rematado mi tercera novela de Stephen King del año, la número catorce en total entre todos los autores.
Y es que mis largos viajes (este año no sé cuantas veces me he movido) y en los no tan largos aprovecho para leer aunque sea un poquito.
Creo que es un hábito que no deberíamos de perder.
En otras épocas de mi vida no he podido leer tanto o simplemente me daba pereza hacerlo, lo reconozco. Pero acostumbrar al cerebro a leer es algo similar al hacer ejercicio con el resto del cuerpo.
Desde que leo de una manera habitual noto que me fluyen mejor las ideas, que tengo mayor visión de lo que me rodea y aunque soy muy cabezón intento que todo no sea A-B-C.
Dicen que la cabezonería y la cerrazón mental es la peor y la mejor virtud de los Tauro. No sé si creer ese tipo de cosas, pero bueno ahí está.
Leer es algo que deberíamos de inculcar a todos aquellos que nos rodean. De un tiempo a esta parte, cuando voy a los cumpleaños suelo regalar libros. Me parece el mejor de los regalos.
Soy de los que opina que es preferible que la gente lea "El secreto" y "Cincuenta Sombras de Grey" antes que decidan no leer.
(Así que aquí mi consejo de abuelo cebolleta) Piensa en algo que te guste y haz una cosa, lee sobre ello. Eso hará crecer tu pensamiento, tu forma de ver el mundo... y claro está, dentro de la medida que puedas, intenta leer en el idioma original en el que fue escrito ese libro, entonces serás un lector TOP.
Yo aún no he llegado a ese nivel, aunque creedme, lo estoy intentando.
Mi amigo, el viajero Iván Marcos. |
De hecho, mi amigo Iván tiene un proyecto sensacional llamado "Viajaprende" del que podéis obtener más información aquí debajo:
http://www.viajaprende.com/
Marcos ingeniero agrónomo de profesión siempre ha sentido una atracción (si se puede decir así) por viajar y conocer mundo. Como el comenta en su perfil - "Me he movido por la voluntad de aprender".- Algo que a mi, personalmente me parece increíble.
Y es que regalarnos a nosotros mismos conocimiento es el mayor de los presentes que nos podemos hacer.
Pero no sólo podéis saber de él en ese mundo apasionante que es "Viajaprende", sino que también podéis leer las más que interesantes reseñas de todos los libros que Iván lee al igual que sus reflexiones, sus estudios agroalimentarios, etc.
Y si fuera poco, también tiene una web dedicada única y exclusivamente a sus viajes por el mundo.
http://www.ciudadanoenelmundo.com/
Y es que Iván aparte de ser un ávido lector, también es un gran narrador, haciendo de sus relatos entretenidos e interesantes.
América, Asia, Europa, no hay nada que a Iván se le resista. Porque sin ningún género de dudas es de esas personas conocidas como "Ciudadanos del Mundo".
Si queréis seguirle en Twitter podéis hacerlo en @ivanmarcos donde ya cuenta con 4.400 Followers o en Instagram como @ivan_marcos donde nos deleita (en su mayoría) con fotos de idílicos paisajes.
Vosotros podréis disfrutar de sus viajes y de sus aventuras y yo mientras seguiré presumiendo de amigo.
lunes, 12 de diciembre de 2016
ESPÍAS
Iba en el metro. El vagón estaba hasta arriba.
Pensaba en mis cosas, en la nada en realidad.
Un hombre se subió tras una parada. Era un poco más alto que yo, gordito, calvo y con barba de unos días.
Vestía de manera un tanto desaliñada.
No me fijé mucho en él hasta que sacó un duplicado de tarjeta de teléfono. Estaba dividida en partes.
Sacó su móvil, uno de esos viejos. A continuación cogió el duplicado de su tarjeta y se la metió en la boca. Se la tragó.
Mi cerebro empezó a conspirar. Aquel hombre me recordaba al islamista que en la primera temporada de "Homeland" acusan de homosexual.
Era un terrorista seguro. Se tragó la tarjeta porque contenía información confidencial.
Su mal aspecto era una tapadera.
En cuanto a su móvil. Era uno de esos viejos que no tienen internet. Seguramente para que nadie le localizase.
Al salir del metro partirá el teléfono y lo tirará en una papelera como Gus Fring en "Breaking Bad"... - Pensé.
Sacó otro teléfono - ¡Joder, tiene dos! - Me dije a mi mismo.
No daba crédito a lo que veía, era partícipe de una película de espías a centímetros de mi.
El tren se detuvo. El hombre dejó pasar a otras personas.
Una vez lo hizo, sacó la tarjeta de su boca y la colocó en uno de los dispositivos. Después, lo encendió.
No se había tragado la tarjeta.
Toda la historia que había creado en mi cabeza no era cierta. ¡Maldita sea!
Me quedé con las ganas de presenciar una película de espías, pero de las de verdad.
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