sábado, 21 de enero de 2017
JORDI
Venía de hacer varios trabajos basura. Mi primera época en Madrid no fue fácil.
Sino llega a haber sido por mi amigo Carpintero, (entre otros) hubiese dormido en la calle.
En pocos meses ya sabía lo que era tener una jefa nazi (en mi etapa como taquillero de cine) y lo que era trabajar los fines de semana (en una librería / kiosko).
De hecho, dejé mi trabajo como taquillero para empezar mi etapa en TeleMadrid como ayudante de cámara.
Debido a mis contactos con los antiguos compañeros de la escuela de cine, logré meter pie en un lugar que no me satisfacía demasiado pero que al menos me hacía estar en contacto con las cámaras.
El primer día, nada más llegar hicieron equipos de operadores de cámara y sus respectivos ayudantes. A mi hermano le tocó con Javi, un hombre bonachón de Burgos que no paraba de gastar bromas.
Mientras que a mi, Paco, el dueño de la productora externa que nos contrataba me dijo - Kiko, tú vas con Jordi.
Nos saludamos y así comenzó nuestra andadura juntos que duraría toda una temporada.
Pronto empezamos a interesarnos el uno por el otro. Jordi era cineasta y director de fotografía especializado en documentales.
De hecho, había dejado su Perú natal para venirse a Madrid a hacer cine. Jordi trabajó mano a mano con Fernando León de Aranoa, era amigo de los Querejeta y sobretodo era un gran maestro.
Todos los años, durante unos meses, daba clase en la escuela de San Antonio de los Baños en Cuba y por lo que sé, los alumnos le adoraban (no era para menos).
A los pocos días de conocernos ya quiso ver el cortometraje que mi hermano y yo hicimos a la limón "Humanos con Patatas". Le gustó, aunque el gore y el terror no iban con él.
Al día siguiente Jordi llegó con una copia en DVD de "La Espalda del Mundo". - Míralo y dime que te parece.
Tras nuestra dura jornada en TeleMadrid fui a casa y vi el documental. Me dejó fascinado.
Al día siguiente, mientras tomábamos café en el "Dos Hermanos" (quien haya trabajado en Ciudad de la Imagen conocerá de sobra este lugar), me preguntó lo que me había parecido.
- Le respondí que me había gustado y que si había hecho más películas.
Me dijo que sí. A los pocos días me trajo una copia de otra de las películas en las que había participado "Invierno en Bagdad", igual de buena y necesaria que la anterior.
Movido por la curiosidad investigué por mi cuenta y vi sus trabajos con Fernando León de Aranoa, "Caminantes" y el episodio de "Invisibles" (una película colectiva sobre las diferencias sociales a lo largo del mundo). Jordi fue todo un descubrimiento para mi. Cada día me iba a trabajar con ganas de aprender de aquel hombre al que admiraba.
Lo que Jordi no sabía es que sin querer yo le conocía antes de que nos conociésemos.
Cuando vivía en Ponferrada no sé porqué, llegó a mis manos un póster de la película documental "La Guerrilla de la Memoria" que decoró mi habitación durante tres años; así que al fin y al cabo el destino quería que nos conociésemos.
Pasaron los meses y Jordi vio en mi carencias. - Kiko, a ti la cámara no te interesa nada ¿verdad?
- ¿A qué te refieres? .- Le respondí.
- A que está muy bien que hayas estudiado dirección de cine y guión, pero tienes que saber de cámara, tienes que saber a manejarla, a quererla. La cámara son tus ojos.
- ¿Tú me enseñarías?
- ¿Qué sabes?
- Pues he estado de cámara en una televisión local en Asturias por el verano y lo que he aprendido en la escuela.
- No sabes nada, entonces.
- Algo sé.
Jordi sonrió. Como estábamos a expensas que nos llamasen para cubrir una noticia (podíamos tener o diez minutos o tres horas libres) mi amigo empezó a enseñarme como funcionaba la cámara.
También aportó su granito de arena a que yo supiese de iluminación.
Me explicaba una vez como debían de ir iluminadas las entrevistas y sin que el me dijese mucho más lo debía de dejar fino.
Luego él retocaba, matizaba.
Os puedo asegurar que la productora que nos contrataba no era consciente de la calidad de las piezas que les entregábamos.
Que un realizador y director de fotografía como Jordi Abusada trabajaba para ellos era un lujo por el que no pagaban.
Pero no sólo me explicó lo relacionado con la cámara. Jordi me habló de las causas en las que creía. Los desfavorecidos, los que no tienen nada porque no les han dado una oportunidad y las ONG con las que colaboraba. Era un ser humano increíble.
De hecho, él ha sido el culpable de que me obsesione con las cámaras y que no pare de experimentar con ellas y que me haya lanzado al monte, como quien dice.
Ahora soy de esos realizadores que si puede operar él, opera.
Volviendo a nuestros tiempos en la televisión, por aquel entonces yo cobrara 30€ sin dieta y sin desplazamiento, cotizando media jornada. Eso hacía que me ingresasen a fin de mes unos 560€ (ya que nunca trabajábamos 20 días laborables) que complementado con lo que ganaba en la librería Kiosko no me hacía llegar ni a los 1000€ al mes.
Así que mucha veces mi hermano y yo íbamos caminando desde Colonia Jardín a Ciudad de la Imagen y comíamos en la calle junto con nuestros compañeros un Tortiburger.
Que era una tortilla ya preparada por un Euro que completábamos con un bollo de pan y un agua marca Carrefour.
Estuvimos un tiempo así hasta que Jordi se dio cuenta. Un día sin decirme nada me llevó a un restaurante peruano de unos amigos suyos.
- Me parece una vergüenza que os tengan así. Prefiero invitarte a comer y quitármelo de lo mío que verte así. - Me dijo.
De vez en cuando si la ocasión lo requería Jordi me invitaba o a comer o a un café, lo que hiciese falta.
Pero no sólo en eso se portaba bien conmigo. De vez en cuando me llevaba de ayudante a hacer algún que otro trabajo con él fuera de nuestra jornada laboral.
Así fue como conocí entre otros al brasileño Sergio Oksman quien años después ganaría el Goya al cortometraje documental por "A Story for the Modlins".
Una vez se terminó la temporada en TeleMadrid, Jordi se fue como cada año a San Antonio de Baños y yo comencé mi andadura en otro trabajo que no me agradaba, el de teleoperador en el que duré muy poco tiempo.
Pasados los años Jordi y yo hablábamos por teléfono, Facebook y gracias a esta red social sabíamos mucho el uno del otro.
Fui creciendo en el mundo del cine y de vez en cuando iba a algún que otro estreno. Jordi iba a muchos de ellos y allí me lo encontraba.
Siempre hablábamos un rato. Tras la película de "Amador" de su gran amigo Fernando o la última vez que me lo encontré en el estreno de "249, la noche que una becaria encontró a Emiliano Revilla" de nuestro amigo en común Luis María Ferrández.
En esta última ocasión me habló de una serie de documentales que había hecho para Al Jazeera y yo le hablé de mi nuevo camino como productor.
- Ustedes no paran de hacer cosas. - Me dijo con una sonrisa en la cara.
Luego le vi en la fiesta de la película. Estaba hablando con una chica y no quise molestarle, así que me fui sin despedirme.
Hace unos días me encontraba en Valencia. Llevaba grabando allí un par de días. Miré el Facebook y vi que César Vea había publicado que Jordi había muerto.
No me lo podía creer. Rápidamente le escribí.
César, me constestó diciciéndome que el bueno de Jordi había fallecido en un accidente de avioneta.
Hacía poco que se había sacado el título y de vez en cuando salía a volar.
Busqué en Google, en Twitter y ahí estaba la fatídica noticia de la muerte de mi amigo.
Lloré mucho. Cómo era posible que una persona tan maravillosa se fuese tan pronto. Su muerte había y ha dejado un gran vacío en mi.
Siempre recordaré con cariño las historias de tus rodajes. La pulsera que le regalaste a Miguel López Alegría mientras rodabais "Son & Moon: diario de un astronauta" y como tu regalo viajó al espacio.
Las historias de cuando fuiste a rodar a Estados Unidos y pediste un plato típico y trajeron unas pizzas y todos esos días que pasamos haciendo noticias para TeleMadrid.
Sin darte cuenta amigo Jordi fuiste muy importante en mi vida. Te quiero mucho y gracias por dejarme formar parte de la tuya DEP.
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Un articulo muy tierno, que demuestra que eres una persona muy agradecida y humilde! Un abrazo fuerte
ResponderEliminarTodo lo que te aporto te acompañará siempre. Por cómo hablas de el debió ser una bella persona. Siento mucho tú perdida Kiko. Un fuerte abrazo.
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