sábado, 3 de febrero de 2018

LOS CHICOS DEL MAÍZ II: EL SACRIFICIO FINAL

Me encantan esas películas que llevan como subtítulo "El Final", "El Fin" o como en este caso "El Sacrificio Final" y a continuación se realizan varias secuelas de la misma saga.
Y es que en definitiva, cuando eso sucede, seguramente estemos hablando de un producto de Serie B de calidad.

En este caso la segunda parte de "Los Chicos del Maíz" es un producto tardío, (pasan 8 años entre las dos películas) pero que bien merece tener un hueco en el glosario de continuaciones cinematográficas.

Ya poco tiene que hacer ya aquí Stephen King, que ve como su texto original se prostituye en detrimento de una saga más preocupada en ofrecer a los espectadores momentos gore y un argumento poco sólido, en vez de ofrecer algo que realmente importe.

Nos situamos en el Gatlin, (a pesar de haber pasado varios años desde los sucesos de la primera entrega aquí nos hacen ver que han pasado pocos días desde lo acontecido en la primera parte), allí, se descubren los cuerpos de varios adultos quienes han sido asesinados por los macabros niños.
Un periodista venido a menos intenta hacer un reportaje sobre el fatídico suceso. Así que sin pensárselo mucho decide trasladarse a la población e intentar escribir el mejor de los reportajes.

Una vez allí, su joven vástago intentará ser persuadido por Micah quien ha adquirido el rol que Isaac tuvo en la película anterior.
Las muertes no tardarán en llegar y los adultos, como era de esperar son los primeros en caer.

Como ya comenté en el post anterior, creo que la decisión por parte de la productora de seguir el rumbo en cuanto a guión de George Goldsmith y no la idea que había planteado Stephen King ha ido en detrimento total de la saga.
Ciertamente, esta podía haber sido un referente como muchas otras que danzaron el las décadas de los ochenta y de los noventa de pasado siglo veinte pero "Los Chicos de Maíz" vivió una existencia marcada por ser filmes que iban directamente a las estanterías del videoclub sin pasar por salas.

A día de hoy, eso tampoco es demasiado relevante, puesto que muchos de los productos que consumimos se van directamente a plataformas digitales y no necesariamente van a cines.
De hecho, estamos de acuerdo que a día de hoy te garantiza mayor visibilidad el estar en una plataforma digital que tu producto, en muchas ocasiones pase por cines.

Probablemente con algunos de estos títulos sucediese lo mismo. Sin ir más lejos, recuerdo cuando era adolescente el ir con mis amigos y alquilar películas de terror (en su mayoría) y verlas todos juntos. Con lo cual algo de este debe de haber.



En cuanto al filme que nos ocupa "Los Chicos del Maíz II: El Sacrificio Final" ("Children of the Corn II: The Final Sacrifice" - David Price (1992)) , puedo decir abiertamente que es una película bastante decepcionante.
Poco me importa lo que sucede, la trama está traída por los dedos, pero tengo que decir varias cosas a su favor.
Posee dos secuencias de lo más memorables. Atentos que van SPOILERS.

1. La secuencia del Voodoo

Buscando información sobre la película en internet, me he dado cuenta que esta es una de las secuencias más celebradas por los internautas y no es para menos.
Micah se encuentra en una iglesia mientras se celebra una homilía. Sentado en primera fila está a su vez un hombre con gafas que repentinamente comienza a sangrar.
Primero por la nariz, luego por la boca, ojos, así hasta que nos inundamos en un festín de sangre.
A los pocos segundos descubrimos que es Micah que mediante un cuchillo raja sin piedad a un muñeco voodoo siendo la réplica del damnificado hombre de gafas.
Gore a raudales y una cierta incomodidad es lo que nos produce esta secuencia.

2. La secuencia de la abuela voladora

Hay un momento determinado que los chicos del maíz van a por todo aquel que tenga relación con ellos, más aún sin son adultos.
Así que tras matar a una ancianita ¿por qué no matar a otra? Más aún si esta tiene relación familiar con la primera.
Así que con una de sus artimañas hacen que esta segunda, (que además va en una silla de ruedas) salga despedida interrumpiendo una partida de bingo en un club social del pueblo.
Pese a todo, uno de los allí presentes canta la popular combinación.
Lo más maravilloso de esta secuencia (y algo que apruebo) es que se nota que es un muñeco lo que vuela y no una actriz, pero ¿qué más da?

En cuanto a la película en general, poco más que añadir, sólo que por estas dos secuencias, este film debe de verse y debe ser recordada. Así lo digo y así lo expongo.

Cuando vea la tercera ya os cuento.

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