viernes, 25 de mayo de 2018

FIN DE GUARDIA

Mimi haciendo una crítica felina de la novela.
SPOILER.
Bill Hodges tiene cáncer de páncreas. Vomita sangre, quiere creer que es una úlcera, intenta agarrarse a algo, a una esperanza, a un último aliento de vida, pero no.
El médico le da el peor de los diagnósticos, le quedan pocos meses en este mundo.
Mientras, una oleada de suicidios se están produciendo. Parece ser que todos tienen un denominador común, Barry Hartsfield, quien reposa en el hospital en estado vegetativo.
Bill, a pesar de su corta esperanza de vida decide investigar que hay tras las misteriosas muertes, así que se pone manos a la obra.

Tercera y última entrega de la saga del detective Bill Hodges, creada por Stephen King y cuyas novelas previas ya hemos comentado en este blog.
Sinceramente, creo que el conjunto de estas tres obras es de lo más honesto que ha escrito King en los últimos tiempos, tanto es así, que nunca he querido que terminase.

Algo me hace pensar que en un futuro (no muy lejano) el escritor de Maine retomará el personaje en sus andanzas de juventud (ojalá lo haga) al igual que retomó a su séquito de "La Torre Oscura" o a Daniel Torrance con la secuela de "El Resplandor".

De lectura fácil, directa y sin andarse por las ramas, King, toma prestados de sus anteriores trabajos los poderes que pueda poseer una persona para comunicarse a través de la telequinesia.
Barry Hartsfield, es un psicópata por naturaleza y se introduciéndose en la mente de diferentes personas incitándolas al suicidio. Para ello,  rescata de sus recuerdos aquellos hechos que por así decirlo, "les traumatizaron".
También, al no poseer capacidad física de desplazamiento, Barry, se ha introducido en la mente de un empleado de biblioteca, al cual, trata como un lacayo capaz de cometer las mayores atrocidades si lo estima oportuno. El asesino del Mercedes sigue siendo macabro y retorcido.

Si ya había un hecho destacaba en la primera de las novelas de esta saga ideada por King era el hecho de sacar partido a la Deep Web.
En esta ocasión vuelve a hacerlo y es que Rana Gustavo se introduce nuevamente en el Paraguas azul en busca de respuestas e intenta esclarecer quien es la persona que firma sus crímenes con un gran zeta.
Marca que también han dejado las suicidas.

Sin ningún género de dudas estamos ante un broche perfecto de una trilogía, que como no, acaba con la muerte de Hodges y con un Barry Hartsfield que también pasa a mejor vida.
Si tengo que destacar cualquier otro aspecto, me decantaría por una de las premisas del libro.
Me interesa bastante la circunstancia de que un fármaco haga despertar una parte del cerebro de Barry Hartsfield que estaba dormida tras el golpe que había sufrido.
Creo que la ciencia, en ocasiones, da más miedo que lo paranormal.

Ahora bien, como he dicho nos soy Nostradamus pero estoy seguro que King volverá al personaje de Bill Hodges, sino, tiempo al tiempo.

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