Ha pasado todo muy rápido, quizás demasiado, porque sin darnos cuenta "The Mandalorian" ha llegado al final de su tercera temporada.
Una nueva entrega de las aventuras de Mando y Grogu donde los orígenes del primero se convierten en el eje principal de la trama.
Y es que ambos personajes terminan en el planeta de los Mandalorianos y es allí, cuando descubrimos a las distintas facciones de estos guerreros que se podrían dividir en dos partes; los que tienen lealtad al código ético de no mostrar su rostro y quienes no les parece un deshonor mostrarlo.
Ambos bandos, no muy amigos entre si, deberán unir sus fuerzas para combatir al malo por excelencia en esta serie, Moff Gideon, quien en esta nueva temporada se convierte en alguien aún más poderoso.
En gran medida, llama nuestra atención la armadura que posee más propia de un mandaloriano, que de un comandante del Imperio se tratase.
Porque Gideon es uno de esos miembros del ya extinto Imperio que más tarde resurgirá en la trilogía de películas que hemos visto hace pocos años liderada por J. J. Abrams como director.
Si hay puntos que destacar en esta temporada, es sin duda, la presencia del personaje de Bo-Katan Kruze convertida en heroína de esta batería de episodios y que será fundamental en el desenlace final de esta nueva entrega galáctica, aunque ya se nos fuese presentada la temporada anterior.
Es cierto, que para mi gusto, esta tercera entrega de "The Mandalorian" tarda un pelín en arrancar, pero a medida que van pasando los episodios (cosa habitual en todas las series) la cosa coge mayor interés y entendemos tanta explicación en los orígenes mandalorianos tanto del protagonista como de los antagonistas.
Que ni decir tiene que los dos últimos episodios son una pasada, sinceramente.
A espera de la cuarta temporada de "The Mandalorian" que ha convertido a Pedro Pascal en referente mundial.
Entre "Narcos", "The last of Us" y "Juego de Tronos" y esta, el chileno ya se ha convertido por merecimiento propio en historia de la televisión reciente.
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