sábado, 9 de diciembre de 2017

NADIE ENTIENDE NADA


Hace tiempo me di cuenta que nadie entendía nada. Quizás sea yo el que no esté en lo cierto, o que mi percepción de la realidad sea otra, pero no, no me equivoco, nadie entiende nada.

La primera vez que me di cuenta de esto tenía catorce años. Era el año 1998 y yo era una rata de videoclub.  Tanto mi hermano como yo veíamos todo lo que caía en nuestras manos.

Un verano vino por Asturias un familiar lejano. Estaba entusiasmado porque había visto "American History X" (Ídem - Tony Kaye (1998)) y se había vuelto un Skinhead radical.
Vestía ropa bomber, botas con punta de metal, llevaba colgantes militares y se había rapado al cero.

Como no, se había vuelto un racista redomado y hablaba sin criterio alguno. Que si los Nazis hubiesen ganado la guerra, que si Hitler esto, que si Hitler lo otro.
Aún siendo joven pude darme cuenta que aquel sujeto era lo más próximo a un imbécil. Más aún, no había entendido nada de la película.



No había entendido el trasfondo de la misma, la rendición, el que ninguna ideología vale más que las personas y que si odias con tanta fuerza ese odio te será devuelto.
No merece la pena odiar, bajo mi criterio sólo deberíamos hacer el bien.

El segundo caso en el que me di cuenta que nadie entendía nada fue viendo un programa en una cadena pequeña.
Entrevistaban a una cantante que era conocida en el circuito indie y que al menos parecía que se había fumado un par de porros.
Tenía los dientes oscuros, sucios, era lo más próximo a una fumadora de crack.
Hablaba de su música, de su vida, etc.
No sé por qué pero me quedé viendo esa entrevista un rato. La mujer iba acompañada de un hombre de barba y melenas que intentaba salir del paso como podía viendo la actitud de su acompañante.


Los entrevistadores (también eran dos) comenzaron a preguntarles por sus preferencias musicales. El hombre habló del Rhythm & Blues y de cantantes que ciertamente, al menos yo, no conocía.
Entonces habló ella.

- ¡Amy Winehouse! ¡Amo a Amy!

Comenzó a hablar del documental de la cantante, de lo que significaba para ella con un colocazo fuera de lo normal.
Entonces empecé a pensar en aquel documental que casualmente había visto. En como Amy era enemiga de si misma, de como la bulimia, las drogas, el alcohol y los excesos la llevaron a morir con tan sólo 27 años.
Aquella mujer, cantante y artista indie (que además pasaba los cuarenta), una vez más no había entendido nada.

La tercera y última vez que me di cuenta que nadie entendía nada fue ayer.
Carpintero y yo estábamos en un buffet libre. Aclaremos nuevamente, un BUFFET LIBRE. Donde uno coge un plato, se sirve y se va a su sitio, hasta ahí todo bien.

Lo que tiene de positivo este tipo de establecimientos es que son muy anárquicos y cada uno come y se sirve a su gusto y modo sin rendir cuentas a nadie.


Así que como si estuviésemos en el catering de un hospital, como si estuviésemos en una cola para comprar entradas, la gente se puso en fila india para coger comida.
Parece radical lo que digo, pero aquella situación era absurda.

Fue entonces cuando Alberto rompió el hielo y dijo:

- Esto es un buffet, ¿por qué estamos haciendo cola?

No hicimos ni un minuto de cola y nos comenzamos a servir. La gente sorprendida lo entendió y se sirvieron como hace la gente en los buffets. Libremente.
El resumen es que uno hizo cola y el resto le siguió. No pensaron, ni se plantearon lo que estaban haciendo. Entonces por tercera vez me dije, nadie entiende nada.

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