Hace unos años era una persona diferente a la que soy ahora. No sé si es porque evolucionamos, maduramos o los avatares de la vida forjan nuestra personalidad.
Desde hace cosa de dos meses mi vida ha dado un revés y son muchas las cosas que han cambiado.
Todos los días tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano por no rendirme y mirar hacia delante.
La vida cambia y debemos de afrontar los problemas como vienen. En mi caso, en ocasiones se manifiesta en una ira incontrolada hacia mi mismo, haciéndome culpable de cosas que en realidad no son mi culpa.
Durante unos días me he refugiado en mi mismo. No he querido salir, no he querido hacer planes, no quería saber nada de nada, ni de nadie.
Sin lugar a dudas tengo muy buenos amigos y conocidos que se preocupan por mi.
Mi amigo Polack me dijo .- Cuando estoy triste pienso en el chaval de "Máscara". Con esa cara y su madre era Cher. Entonces me doy cuenta que no estoy tan jodido.
Esa conversación de whatsapp me levantó la sonrisa y me hizo olvidarme de mis problemas por un momento. Luis, tiene ese don entre otros muchos.
También me dediqué a escuchar los consejos de quienes me rodeaban. Hay gente que pasa por malas situaciones y hay que saber escuchar sus experiencias para luego aprender sobre ellas.
Elena me contaba que la madre de un antiguo novio suyo, tras un problema muy grave, el cual no podía resolver, se olvidaba de este conflicto pensando en pequeñas acciones. Concentrándose sólo en lo que estaba haciendo en determinado momento.
Pongamos por caso. Voy a preparar un café. Abro la cafetera, la desenrosco, meto el agua.... y así hasta completar la acción.
Reflexioné sobre eso, llevo un par de días aplicándolo y sinceramente, funciona.
Pero la mayor de las claves me la dio Ana. No hace mucho que nos conocemos. Tuve la suerte de dirigirla en la serie que realicé este verano y aunque no pudimos intimar mucho rápidamente me di cuenta que era buena persona.
Hablando con ella y sabiendo que no lo estaba pasando especialmente bien me recomendó un libro "Biografía del Silencio" de Pablo d'Ors. - Tienes que leerlo, es revelador. - Me dijo.
Así que siguiendo la mayor lección que me ha dado mi abuelo .- En la vida es muy importante saber hablar, pero más importante aún es saber escuchar.
Me dirigí a un Fnac y compré el libro. Era una edición pequeña. De bolsillo, casi diminuta que podía leer en cualquier lugar. (Llamadme maniático, pero amo las ediciones de bolsillo, mucho más que cualquier armatoste que soy incapaz de transportar).
Leí con atención lo que Pablo escribía en aquellas páginas. Hablaba de la meditación, de aparcar los problemas, de no preocuparnos por lo que no debemos de preocuparnos; de como los baches se superan y de todo se sale.
Fue entonces cuando me vino a la mente otra de las personas más importantes de mi vida, mi padre. Que me trasladaba muchos de los valores y de las revelaciones que aquel libro que Ana me recomendó y que no supe escuchar.
Mi padre me había aconsejado muchas de las cosas que aquel libro a modo de ensayo decía y no me había dado cuenta. En ocasiones la solución está más próxima de lo que creemos. También las respuestas.
Ahora bien, para poder cambiar, para poder mirar hacia delante, las cosas han de empezar a cambiar por uno mismo. Así que me he puesto manos a la obra.
He tirado ropa, (aunque cara) me traía malos recuerdos así que la envolví en bolsas de supermercado y la tiré.
Intenté sumergirme en mi trabajo y en hacer cosas que hacía tiempo que no hacía. Disfrutar yendo a la filmoteca, leer o pasar más tiempo con mi hermano.
Y sobretodo ayer tomé la mayor de las decisiones. Por desgracia Wicket, Ripley y Sheera ya no estarán más conmigo y sentía un vacío absoluto.
Las paredes de mi casa se me hacen grandes. Miro hacia arriba y a pesar de ser un piso pequeño me parece estar sumergido en "El gabinete del Dr. Caligari" ("Das Kabinett de Dr. Caligari - Robert Wiene (1920)). La casa parece un palacio de frialdad y soledad. Así que ayer por la mañana decidí buscar un gato en adopción.
Sin buscar demasiado me topé con "Mimi" una gatita Angora turco de dos años de edad color anaranjado.
Hablé con su dueño y comentamos las condiciones para llevármela. La gata estaba sin nada. Ni cama, ni comederos, ni transportín, nada.
A pesar de que era domingo me las apañé para hacerme con todo lo necesario para Mimi.
Iglú, comedero, bebedero, rascador, juguetes, comida, trasnportín. Compré absolutamente todo. Lo dejé preparado para cuando ella llegase y la fui a buscar.
Recogí a Mimi sin excesiva complicación y la llevé a casa. Llevamos un día juntos y no me ha hecho nada de caso. Aún está asustada y desubicada.
Aunque hoy, al salir por la puerta me di cuenta que se movía sigilosamente y que dejaba de estar escondida. Quizás coma y beba algo o se de una vueltecita a ver como está el piso.
El saber que cuando llegue estará allí esperándome y pensar que vamos a ser amigos me da paz. Ya no me siento sólo.
Como decía Pablo d'Ors en su libro .- hazte cargo de una animal. Siente que eres importante para él.
Eso he hecho y creo que he tomado una gran decisión.
Y ahora, después de todo esto que os he contado me siento más liberado, porque otra de las premisas del libro es .- No te encierres en ti mismo. Es importante decir lo que sientes.
Pues eso, aquí estoy con esta carta abierta al mundo. Gracias a todos los que de una manera u otra me habéis guiado.
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