Paco Plaza es uno de los mejores directores de este país. Esto nadie lo puede discutir.
Tampoco, nadie puede poner en duda que Luis Tosar es de nuestros actores más sobresalientes.
De una dupla tan perfecta y armados con un guión que firman (el siempre soberbio) Jorge Guerricaechevarría y Juan Galiñanes, nada podía fallar.
Una Galicia que aún vive devastada por la ola de criminalidad y muerte que supuso la droga en los años noventa y narcos venidos a menos que han sobrevivido a bandas y clanes.
Todo esto se mezcla con la etapa final de la vida de uno de los protagonistas, que realiza un paralelismo con una nueva vida que está por venir, la del hijo de Mario, el jefe de enfermeros de un geriátrico donde termina recluido Antonio Padín, el líder de un cartel de la droga, probablemente de los más sanguinarios que haya conocido la Xunta de Galicia.
Los Padín son famosos en la zona. Podrían ser los Escobar del norte de España. Nadie les tose, están por encima del bien y del mal, pero los tiempos cambian. Ahora los colombianos y los chinos son quienes manejan el cotarro. El clan gallego que en tiempos pasados fueron, los caciques de la zona y que ahora,sin quererlo, se han transformado en meros espectadores, a los que incluso, se les cobra más alto el precio de la entrada.
Viven su época más baja; de hecho, la traición por parte de los chinos, hace que los hijos del patriarca Padín contraigan una deuda con los colombianos que no pueden subsanar.
Mientras, Mario, es testigo del declive de Antonio. El anciano sufre una enfermedad degenerativa que apenas le permite moverse.
Lo que este no sabe es que Mario, a su manera está preparando su venganza. Una revancha que viene precedida de años atrás, cuando su hermano era un yonkie a quien en sus últimos días debía de inyectar heroína.
Es entonces, cuando el jefe de los enfermeros suministrará a Antonio la misma droga que consumía su hermano haciendo del anciano una víctima más del mundo de la droga.
Por otro lado está Julia, la esposa de Mario quien espera la llegada del que será el primer hijo de la pareja y quien vive angustiada con la estancia de Padín en el centro geriátrico donde trabaja su esposo.
Con unos arcos de personajes perfectos y con una dirección sobresaliente "Quien a hierro mata" - (Ídem - Paco Plaza (2019)) nos traslada a una Galicia que ya no creíamos que existía, pero que aún vive los coletazos de una época muy dura; donde las drogas y las enfermedades derivadas de estas arrasaron con toda una generación, de los cuáles, quedan pocos supervivientes y que para bien o para mal fueron y son testigos vivientes de un pasado oscuro que prefieren no recordar.
Es sin duda una de las mejores películas del año y eso que aún nos queda mucho por ver.
Eso sí, deseoso estoy de ver los próximo de Paco Plaza que seguramente no me dejará indiferente.
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