jueves, 30 de enero de 2020

WESTWORLD - TEMPORADA 2

Recuerdo que me quedé fascinado con la primera temporada de "Westworld".
La definí como un viaje a la historia de la filosofía y creo que no me equivoqué.
Esta segunda temporada no es tan reflexiva, ni juega tanto al despiste, sino que es más directa y va más al grano en cuanto a lo que en ella acontece, algo que algunos pueden agradecer y que para mi, simplemente, me ha parecido un cambio de rumbo.

Y es que los anfitriones ya tienen consciencia de que son seres creados y que los humanos les roban su libertad. Tanto es así, que la revelación que tienen al finalizar la primera temporada, en esta segunda ya es una realidad.
Asaltan la sede donde se manejan los hilos, tienen objetivos concretos y saben detrás de quien está la solución al conflicto.

Por ejemplo Dolores, se postula como la líder de unos anfitriones que buscan traspasar no sólo las fronteras de "Westworld" sino que por otro lado, encabezados por Maeve un grupo de anfitriones logrará ampliar las fronteras de su micro universo hasta llegar a Shogun World; otra atracción paralela donde los humanos conviven por igual con anfitriones afincados en un mundo repleto de poblados japoneses, donde las tradiciones Samurai están tan enquistadas como las que acontecen en Westworld en su contexto.

Dentro de esta segunda temporada, la parte de Shogun World es absolutamente memorable porque vemos un cambio de registro en cuanto al tono de la serie, la fotografía e incluso algunas de las interpretaciones. Tanto es así,  que por momentos nos da la sensación de estar viendo otra serie.
Lo curioso de todo esto, es el ver lo bien que encajan dentro de este nuevo mundo, los personajes del mundo del oeste, que deambulan por el mismo como elementos de este micro universo siendo incluso, necesarios para la narrativa.

Después, tenemos (al menos para mi) al personaje más importante de esta serie, Bernard. Él es un anfitrión que no ha tenido consciencia de ser un robot y que durante años ha convivido al lado de los humanos.
Bernard, dentro de su cerebro tiene las respuestas a la revelación de los anfitriones y por qué ellos han dejado de obedecer.

Su creador, el Dr. Robert Ford, incrustó dentro de su cerebro, un programa en el cual, incluso una vez fallecido se le aparecería a modo de espectro (aunque es de lo más real) donde pondría en duda cualquiera de las acciones realizadas por Bernard. Más aún, si estas acciones sirviesen por ayudar tanto a los anfitriones como a los humanos.

Porque lo que quiere este robot (o al menos así lo he entendido) es que haya paz y concordia entre humanos y anfitriones, algo que va a ser complicado porque nos encontramos ante la dicotomía del hombre frente a la máquina, algo que queramos o no, va en contra de la ética existencialista.

Volviendo a Dolores, ella si que lo tiene claro. Sabe que una de las respuestas están en uno de los anfitriones y ese es su padre.
Dentro de su cerebro está la perla más preciada, una esfera que alberga el conocimiento sobre los anfitriones y como a de ser su resurgir.
Interesante, es a su vez, una de las salas que albergan ese espacio tan peculiar que es el de la sede, esa especie de cielo en la Tierra que todo lo domina.
Esa sala es una biblioteca que almacena los códigos de cada uno de los personajes que han habitado en "Westworld" a modo de lenguaje binario. A cada uno de ellos le corresponde un libro. Algo mágico. De hecho, esa parte me ha parecido soberbia.

Por otro lado, tenemos también la búsqueda de Maeve de su hija. La cual no ha olvidado a pesar de que se le borró la memoria y se la empleó para que hiciese otro de los personajes dentro del particular mundo.
Pero no es la única a la que le ha sucedido esto. Akecheta, un indio que pasa de ser un hombre familiar y que tras varias veces arrasar su poblado en las distintas versiones de "Westworld" es convertido en un salvaje que amedrenta a quienes cabalgan por los arenosos caminos del parque temático.
Tanto él, como otros se dedicarán a matar y cortar cabelleras de quienes se encuentren a su paso, hasta que en un momento determinado su cerebro hace el click del recuerdo y querrá recuperar a su mujer y a su familia y es que es click también está en Maeve que le recuerda con temor.

Importante, a su vez, es el personaje de Man in Black, interpretado por Ed Harris y que por lo que vamos descubriendo a lo largo de las dos temporadas, es junto con Arnold y el Dr. Robert Ford uno de los fundadores de "Westworld".
Lo que le sucede a este personaje, es que ha pasado tanto tiempo viviendo en este micro universo, que se ha hecho un elemento más dentro de esos parajes y ya no tiene consciencia de si mismo.
Tanto es así, que en cierta medida haya olvidado quien es en realidad.
Importantes son los flashback con su familia en el mundo real o como en un momento determinado no distingue entre anfitriones y seres humanos (SPOILER) y termina matando a su hija.

No puedo cerrar este post sin mencionar a  Clementine. Quien pasa de ser la fiel amiga de Maeve a una especie de Caballo de Troya dentro de este universo.
Porque gracias a su programación, ha adquirido el poder de dominar a los habitantes de "Westworld" alzando las manos; lo que recuerda a un súper héroe y por qué no decirlo, incluso a un Dios.

Absolutamente memorable esta segunda temporada. Ansío ver la tercera que llegará en el próximo mes de marzo a HBO.

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