Sukezo Sukegawa es un dibujante de manga venido a menos.
Ha tenido varios éxitos, se dice que sus historias son obras maestras, pero no le motiva el seguir viviendo de ello.
Ahora tiene una familia y cree que quizás, sea interesante poder vivir de otra cosa que no sea dibujar, a pesar que las editoriales insisten en que continúe ilustrando.
Así que decide crear un negocio poco convencional y que puede que le reporte a corto o medio plazo ingresos.
Ese negocio no es otro, que el de vender piedras de distintas formas que se va encontrando a las orillas de un río.
Como era de esperar, ese negocio no es próspero, pero a medida que va teniendo más conocimiento, se da cuenta que según de dónde sea la piedra y su constitución, tendrá un menor o mayor valor en el mercado, de hecho, hay personas muy especializadas en ese asunto.
La vida de Sukezo da muchas vueltas, así que un buen día termina en un anticuario y decide tras su visita dedicarse a ser vendedor de cámaras fotográficas.
Así que al igual que con las piedras, busca la mejor manera de rentabilizar su tiempo con esta nueva práctica.
Se anuncia en revistas donde puede tener potenciales clientes y poco a poco va vendiendo todo lo que tiene. Eso le llevará a buscar más cámaras que vender.
Esta falta de foco, le hará tener más de una discusión con su esposa que no ve con buenos ojos que no dibuje, puesto que esa era su fuente de ingresos, además de ser un reputado ilustrador.
Pero a Sukezo, le pasa como a muchos artistas que llega un momento que ha perdido la ilusión, y eso, en ocasiones es difícil de recuperar.
Memorable Manga, "El hombre sin talento" en el que Yoshiharu Tsuge utiliza al protagonista de esta historia Sukezo Sukegawa como su alter ego.
De hecho, todos los acontecimientos que se narran en la historia están basados en su propia vida.
Este manga es reflexivo, interesante y habla sobre el bloqueo del autor.
Quien en este caso, a pesar de querer volver a dibujar se ve obligado a no hacerlo por una falta de confianza en si mismo y en su talento.
Excelente, necesario e imprescindible para todos aquellos que amen las novelas gráficas.
Es además una crítica a la sociedad de consumo.
Al protagonista, incluso, no puede pararse a pensar en lo que está haciendo, ya que los gastos se le echan encima. Todo son presiones sociales que debe de afrontar como buenamente puede.
Creo que muchos de nosotros nos podemos sentir identificados con él.
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