lunes, 18 de abril de 2022

AGUAS PROFUNDAS

Podría decirse Adrian Lyne a lo largo de su carrera ha querido contar siempre la misma película, donde las relaciones de pareja se enturbian y donde la toxicidad y la obsesión son el eje fundamental que la trama principal.

"Aguas profundas" ("Deep Water" (2022)) viene a ser un poco eso, y es que el personaje interpretado por Ben Affleck bien podría ser un Michael Douglas o un Jeremy Irons de alguno de sus otros títulos.

Y este es un hombre profundamente enamorado de su esposa Melinda, interpretada por Ana de Armas y accede a su juego de toxicidad y destrucción.
A Melinda le gusta tener una relación abierta, donde no para de acostarse con los distintos hombres que la rodean siendo su esposo Vic (Affleck) testigo de dichas infidelidades.

Porque el hombre quiere aparentar que no le importa y hace de tripas corazón para que no le afecte, pero cuando el juego de la seducción traspasa las líneas del enamoramiento, Vic ejecuta sin piedad a cada uno de los amantes de su esposa.

El juego que se traen entre ambos es turbio y complicado para quienes nos gustan las relaciones sanas y puede que incluso hasta incómodo para el entendimiento, al menos bajo mi punto de vista. 
En cuanto al filme está rodado con buen pulso. Lyne es un buen artesano sin duda alguna, pero quizás se haga algo reiterativa en cuanto a los asesinatos y los amantes; algo que en la novela en la que se basa escrita por Patricia Highsmith puede que funcione, pero aquí esa monotonía le rompe un poco el ritmo. 

Los intérpretes están bien, la dirección es buena y los secundarios funcionan. 
Para mi gusto con treinta minutos menos hubiese sido más redonda, por lo demás ha sido agradable e interesante de ver. 

  

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