"Esas nubes que pasan" no es el primer libro que comento de Camilo José Cela en este blog, ni tampoco será el último, porque entre mis pensamientos, está el leer toda su obra.
El libro que hoy os comento es una colección de relatos o de cuentos, en los que un joven Cela miraba alrededor de las personas que le rodeaban con un estilo que puede recordar a Unamuno y que plasmaba a modo de historias breves.
Estos textos fueron publicados en cuartillas, en revistas y publicaciones diferentes donde el escritor nacido en Iria Flavia escribía para sacarse unas pesetas.
Y es que es bien conocido por todos, que Cela fue uno de esos jóvenes que irrumpieron en el Café Gijón donde pronto destacó por su cultura y opinión.
Dentro de los relatos que hoy nos ocupan, podemos observar a un Cela culto y conocedor no sólo de la cultura española sino también extranjera donde no duda en usar anglicismos para acompañar a sus escritos, algo que quizás carecían otros autores de la época.
Consciente de sus orígenes, Cela no duda tampoco en nombrar a su Galicia natal en los relatos y hablar de la idiosincrasia de sus gentes, las cuales conoce a la perfección.
Como buen narrador, sabe ver más allá de una primera impresión y conoce los parabienes de los personajes de sus cuentos, algunos más breves y otros más extensos, pero a fin de cuentas, relatos sobre personas que ya no están entre nosotros y que si no llega a ser por las palabras escritas por el escritor gallego hubiesen quedado en el olvido.
La literatura es memoria viva y eterna, de ahí, lo bello de ella.
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