lunes, 21 de noviembre de 2016

POESÍA

No soy un buen lector de poesía. Lo reconozco. Me gusta mucho leer en general, pero llamadme raro, no soy capaz de encontrar el placer a las historias contadas en una sola columna.

Me paso el tiempo volviendo atrás, releyendo, intentando meterme y no hay manera...

Con este género literario es de los pocos con los que la mente se me va y me dedico a pensar en otras cosas ¿y que hago en esos casos? (al menos yo) volver atrás. Con lo cual, un libro de poesía se me hace interminable.

Este año he leído uno. "Poesía completa" de Paul Auster.
Sin ningún género de dudas es uno de mis escritores favoritos, pero lo he pasado absolutamente mal leyéndolo. Tengo que reconocer que leí poemas buenos, (muy buenos) y que muchos de ellos (como decía el prólogo) estaban inspirados en las etapas vividas por el escritor que identifico perfectamente con sus novelas. Pero no me pude concentrar.

Han pasado como cinco meses que me leí ese libro. Ahora mismo no podría recordar ninguno de los poemas, ni citar sus nombres. Maldita sea, realmente creo que soy imbécil, pero de remate.

Recuerdo cuando leí el libro que me decía a mi mismo, - qué prólogo tan bueno.- Me entretuve mucho, (ciertamente), pero cuando llegué a la poesía  me dije. - ¡oh no!

- ¡Kiko qué te pasa! ¡Es Paul Auster! Has leído como seis libros suyos, todos te han gustado. - Me preguntaba.

Pues bien, tras terminar el recopilatorio de poemas os puedo decir que el problema no es Paul Auster sino la poesía. Aunque siendo sincero conmigo mismo, el problema tampoco es de la poesía, el problema lo tengo yo.

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