Como he comentado días atrás, me he vuelto a mudar a mi antiguo barrio. La verdad que me siento cómodo aquí, tengo todos los servicios que necesito y además me resulta una zona confortable y familiar.
He vuelto a ir a los bares que me gustaba ir a desayunar. Hay uno al que iba habitualmente pero al que ya no voy a volver por razones que me quiero reservar.
Así que decidí hacer ruta y volver a sitios donde solía ir con anterioridad.
El primero de ellos era un bar pegado a mi antigua vivienda. Los dueños han cambiado y la verdad el tamaño de la barrita con tomate (muy pequeño) me deja con hambre. El otro día, sin ir más lejos, tuve que pedir otra ración de lo ridículo que fue la anterior.
Tanteé varios lugares donde poder desayunar. Unos por precio y otros por la cantidad / calidad del producto los fui descartando.
Pero había un sitio que siempre veía de camino y me daba buena espina, así que decidí parar.
La verdad es que acerté.
Buen producto, lugar limpio y de ambiente agradable.
Es la típica cafetería de barrio donde sus parroquianos interactúan con Santi, un camarero que no sé aún si es ruso o rumano que tiene conversación de todo y para todos. Que se dirige a los clientes de la siguiente manera:
- ¡A ver soldado, aquí tienes la tortilla!
O por el contrario cambia de profesión para dirigirse a los parroquianos.
- ¿Qué desea doctor?
La gente se lo toma con buen humor y Santi les responde con una sonrisa.
También me he dado cuenta que le gustan las películas de terror. Hace unos días sin ir más lejos le escuché
- ¡Vamos hacia la luz!, ¡Hacia la luz!
Mientras se reía.
Mismamente ayer me vio funcionar con el móvil y no sé por qué me empezó a contar que de pequeño miraba debajo de la cama por si había algún monstruo.
- Como en las películas de miedo.- Me volvió a decir.
Junto con Santi hay una camarera que me atrevería a decir que es cubana o dominicana muy trabajadora y con muy buen sentido del humor.
Ella es menos comunicativa pero también es agradable en su trato hacia los clientes.
Eso sí, a Santi no se le escapa una.
Ahora mismo se dedica a mirar todos los billetes de 20€ , porque al parecer, el programa de Pablo Motos regala 12.000€ a la persona que entregue un billete con un determinado número de serie.
- Cuando encuentre el billete ya veréis. Voy a salir en la tele y voy a montar mi propio negocio. ¡Espérame Pablito que voy!
Dice Santi con entusiasmo.
En ese momento me di cuenta de su ingenuidad, puesto que con 12.000€ poco negocio se puede montar relacionado con la hostelería.
Aunque igual, Santi no tiene ningún tipo de carga familiar y es un gran ahorrador y esos 12.000€ sea el pico que necesita para montar su propio bar.
Ojalá así sea. Respecto a lo de sus ahorros, evidentemente no le he preguntado por eso.
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