lunes, 1 de abril de 2019

FUGA DEL BRONX

Querría que esta entrada hubiese pertenecido al mes de marzo; pero las cosas se van complicado y uno puede escribir cuando saca un hueco, así que ahora, a última hora de este lunes es cuando os comento la película que hoy nos ocupa, "Fuga del Bronx" ("Fuga dal Bronx" - Enzo G. Castellari (1983)).

Con un año respecto a su predecesora "1990: Los Guerreros del Bronx" ("1990: I Guerrieri del Bronx - Enzo G. Castellari (1982)); Castellari plantea una secuela rápida y poco pensada aprovechando el tirón de la primera parte.

Si bien, posee un argumento propio del western (género en el que se desenvuelve con soltura el cineasta italiano).
El personaje de Trash queda aún más desdibujado que en el anterior filme, convirtiendo la trama principal en una lucha de territorios para explotación inmobilaria, aniquilando así a los habitantes del distrito neoyorquino sin importar demasiado las consecuencias.

La muerte de los padres del protagonista por parte de esta corporación, bien podría haber sido un recurso propio del Spaghetti Western, donde el personaje principal a de impartir justicia o clamar venganza por la muerte directa de un ser querido (padres, mujer e hijos, etc).

Aprovechando este recurso que funciona como un reloj (dependiendo de los géneros en donde se emplee) en esta "Fuga del Bronx" creo que se piensa más en una fórmula de iconos y estética cinematográfica más que de un hilo argumental que me pueda personalmente atrapar.

Mark Gregory vuelve a estar al servicio de la historia (visiblemente más desmejorado) donde un final casi abierto habría hecho las delicias del personaje de Trash invitándonos a una tercera entrega.

En cuanto a la dirección de Casteralli es efectiva, precisa, con muchos recursos, con una situación de la cámara casi perfecta, que hace que la película crezca en efectividad, forma y planteamiento.

Creo que es necesario revisitar este tipo de cine. Como director aprendo muchos recursos tanto de dirección, como de guión.
La utilización de las cámaras lentas en momentos determinados funcionan, al igual que en la primera entrega, la música y el color van acorde con ese mundo apocalíptico planteado en primera instancia y que aquí nos vuelve a sumergir en ese futuro incierto e hipotético.

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