miércoles, 7 de diciembre de 2011

GRANNYCOP

GrannyCop dispuesta a todo por recuperar su DNI
Me encontraba en el Carrefour. Tras una tortuosa espera,  me disponía a depositar mi compra sobre la cinta de la caja registradora.

Fue entonces cuando vi a una abuelilla salir corriendo.

-¡Alto, alto, qué no salga nadie! ¡Me acaban de robar!

- ¿Quién ha sido? .- Le preguntó un empleado.

- No lo sé. Pero ha sido ahora mismo.

Fue entonces cuando la anciana se puso en la puerta del supermercado y comenzó a cortar el paso a todo aquel que intentaba salir.

- ¡Registren a esta gente! .- Dijo sulfurada.

Pagué y me dirigí a la puerta. Tampoco me dejó salir. El empleado intentó convencerla de que no podía bloquear el acceso al centro comercial.

- Señora no podemos registrar a la gente, tenemos que dejarla salir.

- ¡Llamen a seguridad!

- Ahora vienen, no se preocupe.
El ladrón de GrannyCop

Fue entonces cuando apareció el marido de la señora, un hombre enclenque (que se sostenía con un bastón), extremadamente delgado y cubierto hasta las cejas de ropa con un sombrero que le tapaba su blanquecino cabello.

- Pues algo habrá que hacer. - Dijo el anciano.

Fue entonces cuando interrumpí la conversación.

- Regístrame si quiere señora, pero tengo que salir.

El empleado del Carrefour me dijo. - Pasa, sin problema.

De la que salía le oí decir a la señora:

- ¡Ay Dios mío, mi DNI, mis tarjetas!

Sentí verdadera lástima. Volví a casa, cuando llegué, le conté lo sucedido a mi hermano. Después de escuchar mi historia atentamente dijo:

- Pobre gente mayor, para estos cabrones son carne de cañón.

Carrefour, el lugar del hurto.

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