viernes, 22 de mayo de 2015

XAVI VIRALEYO

Desde que tengo diecisiete años mi hermano y yo danzamos por festivales de cine a lo largo y ancho no sólo de España, sino del mundo.

Conocemos programadores, críticos, compañeros directores... Pero durante este tránsito pocas personas hemos conocido con la ilusión de Xavi Viraleyo.

Su Festival de cine Asturianu era conocido por todo cortometrajista del Principado. Xavi, hacía el festival lo mejor que sabía, dando sin duda su toque personal.

Y es que otra cosa no, pero Xavi tenía una personalidad arrolladora. Era capaz de sacar los colores a Mari Paz Pondal o poner a parir en directo al Ateneo de Madrid, porque le querían cobrar por una sala para dar premios a los cortos asturianos.

El Festival de Cine Asturianu era una extraña mezcla entre cultura asturiana y transformismo gay más propio del Black & White madrileño, debido a las actuaciones esporádicas de personajes como "Di Carlo".

Según palabras de un compañero cineasta - ¡Esto es acojonante! Prefiero venir aquí que a los Goya.

Y era cierto, cualquier edición del Festival de Cine Asturianu estaba plagada de anécdotas. Acontecimientos que siempre llevaremos en nuestro recuerdo.

Ayer me enteré de la fatídica noticia de su muerte. Un cáncer de pulmón acabó con el pobre Xavi. Una persona hiperactiva que esa maldita enfermedad ha frenado.

Allá donde estés. Un abrazo enorme.

DEP

Gracias por apoyarnos.


lunes, 11 de mayo de 2015

LUGARES REMOTOS

Siempre he tenido una habilidad especial para buscar lugares remotos donde hacer mis necesidades.

Si bien, la gente está acostumbrada a seguir el orden establecido, a mi, me gusta saltármelo.

Ya en el colegio, todo el mundo solía hacer sus necesidades en los baños principales mientras que yo descubrí el baño de los curas.

Era un lugar maravilloso. Tenía doble tapa, había toalla y jabón, todo un lujo.

Y siempre ha sido así, he buscado esos lugares  accesibles donde el resto de los mortales no son capaces de llegar.

Éstos días, sin ir más lejos he estado en un evento. Casualmente, no encontraba los baños principales y unos chicos que preparaban una coreografía me indicaron un lugar.

Caminé tras unas bambalinas y tachán, me topé con el baño destinado a los empleados.

Limpio, impoluto, al contrario que el del público (como comprobé horas después).

Así que cuando quería dejar mi recuerdo iba sin dudarlo a ese baño escondido. Y es que amigos, soy un tipo afortunado.