Dejemos de un lado las fotografías realizadas por Eduardo Casanova en este libro.
Estas, sin duda son un conjunto de obsesiones por el diferente que le han acompañado a lo largo de su vida, porque en cierta medida, él se considera diferente.
Y es que a mí como lector, me interesan mucho más los textos que acompañan a esas estupendas instantáneas.
Las reflexiones de un creador, que vive con su propio sufrimiento entre proyecto y proyecto y que despeja esa ansiedad creativa escribiendo, fotografiando aquello que le inquieta o en este caso la mezcla de ambas cosas.
"Márgenes: Un ensayo artístico sobre el ser humano y la estética" habla sobre la creación, de cuáles son los caminos que llevan a la concepción de la obra como tal y el por qué del resultado final, que en la gran mayoría de las ocasiones nunca podrás quedarte del todo satisfecho.
Ahora bien, ¿puede un creador sacar a relucir sus frustraciones? ¿Sus miedos? ¿Puede abrirse a hablar de sus inseguridades y exponerlas?
Eduardo, como un creador vulnerable (todos lo somos) abre su corazón a quien lo quiera coger y confiesa tomar ansiolíticos, su fascinación por la estética / dictadura y por supuesto, los dictadores.
Somos amigos desde hace una década y puedo decir que identifico plenamente al Eduardo que leo en esas páginas.
Un creador al borde del colapso como podría ser Reiner Werner Fassbinder quien confesaba sus miedos, frustraciones, su abierta homosexualidad, su adicción a las drogas y pánico absoluto en terminar con su vida en el documental "No sólo quiero que me queráis" ("Ich will nicht nur, dass ihr mich liebt" - Hans Günther Pflaum (1993)).
Edu, en su libro no muestra esa cara tan amarga del creador.
Su cine y sus trabajos no son los mismos que los de Fassbinder, tampoco le interesa, pero comparten ese alma creativa.
Me encantaría que le conocieseis cómo tengo el placer de conocerle. Desde el cariño y la amistad que nos une.
Porque por suerte, comparto sus miedos y me siento completamente identificado con ellos.