Tendría que haber posteado sobre esta entrega hace unos días, pero oye, la vida se hace paso y hay veces que debemos dejar de lado las cosas que más nos gustan de lado y hacer otras, por así decirlo, más del día a día.
En cuanto a la tercera entrega de esta saga basada en las novelas de R.L. Stine, sólo puedo decir que el comienzo de la misma es casi un remake de la primera parte pero en el Siglo XVII, y que apenas deja capacidad al imaginario y que viene a reflejar, por así decirlo que a pesar de haber pasado varios siglos las cosas siguen igual.
Reflexionando, complicado era en los años noventa del pasado Siglo XX ver las relaciones homosexuales y raro lo era también en el Siglo XVII con la diferencia, que en aquellos tiempos, dichas aceptaciones eran mal vistas, incluso, se decía que era el mismo diablo quien las provocaba.
Y es ahí, en ese enojo social dónde desencadena esta historia, en la que sus protagonistas han de lidiar contra aquellos que les acusan de herejía y prácticas poco ortodoxas para la época.
Lo importante de esto es que el contexto del pasado nos sirve para descubrir a Salomon Goode, el descendiente directo de Nick y quien será en realidad quien invoque al maligno generación tras generación y hará que los distintos asesinos de Fear Street salgan a relucir.
Tras ese especie de viaje al pasado, pasamos a la época más moderna de esta historia, el año 1994 donde los adolescentes, ya conscientes de quien es el malo en esta historia se enfrentarán tanto a Nick como al resto de asesinos e intentar así que el mal no continúe.
Para mi, esta tercera parte se ve un poco mermada por un primer acto situado en el Siglo XVII que calca prácticamente los acontecimientos de la primera entrega y que no es hasta cuando volvemos a 1994 cuando cobra interés, el ritmo aumenta y por qué no decirlo, la película mejora.
Ciertamente, creo que Netflix ha dado en el clavo con este experimento de estrenar una trilogía en tres semanas consecutivas y así tenernos en vilo durante este tiempo.
Con muchas ganas de ver más productos así que lo único que quieren es que nos entretengamos, por mi perfecto.
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