TERMINATOR: DESTINO OSCURO

Cada entrega que vemos de la saga "Terminator" esperamos que sea tan buena como la primera o la segunda entrega, pero una vez vistas nos damos cuenta que a pesar de no ser malas películas son hechas para realzar (de alguna manera) la nostalgia de quienes aún rememoramos aquellos dos primeros títulos. 

Tras varios intentos de levantar la saga, "Terminator: Destino Oscuro" ("Terminator: Dark Fate - Tim Miller (2019)) procura dar una vuelta de tuerca con varios puntos de giro. 
El primero de ellos es la muerte de un joven John Connor tras los acontecimientos de la segunda entrega de la saga de mano de otro T-800. 
Lo cual hará que el destino de la humanidad ya no esté en manos del hijo de Sarah Connor quien atemorizada presencia la muerte de su vástago. 

Después está la irrupción de otro Terminator, un modelo REV-9 (de rasgos latinos) aún más indestructible que un T-1000 y que tiene un nuevo objetivo, una joven también de origen latino llamada Dani. 
Y es que al igual que otras películas de la saga a Dani también la vienen a proteger del futuro, en este caso Grace, un híbrido entre humano y máquina que pronto le desvelará a Dani que ella es la líder de la rebelión contra las máquinas. 
Ahora, como los acontecimientos han cambiado ya no es Skynet quien lidera esa rebelión sino Legión con lo cual esta "Terminator: Destino Oscuro" pasa a ser una secuela directa de "Terminator 2: El Juicio Final" ("Terminator 2: The Judgment day" - James Cameron (1991)) obviando las tres películas posteriores que se hicieron para intentar perpetuar la saga. 

Este reboot, necesario o no, nos sitúa en los tiempos en los que vivimos.
Ya no es un hombre quien salvará a la humanidad, lo hará una mujer. 
Algo que no sé si veo necesario puesto que Sarah Connor la heroína indiscutible de esta serie de películas ya era una mujer emponderada.
Feminizar todo lo que había construido desde los años ochenta no le veo demasiado sentido. 

Creo sinceramente, que a pesar de no considerar a "Terminator: Destino Oscuro" una mala película, sí que creo que ha perdido un poco el rumbo y que quizás deberían haber continuado con algo más sincero sin dejarse arrastrar por modas o movimientos. 

Un filme con una humana - ciborg como Grace (que ya de por si es carismática) y una Sarah Connor repartiendo leña hubiesen sido suficiente. 
Impecable el personaje del T-800 reconvertido a hombre normal llamado Carl e interpretado por Arnold Schwarzenegger, el otro icono de Terminator.

Con todo, si volviese a salir otra película de esta saga la vería, aunque para mí, la continuación coherente fue en su momento "Terminator 3: La rebelión de las máquinas" ("Terminator 3: Rise of the machines" - Jonathan Mostow (2003)).