La novela "Los renglones torcidos de Dios" es una de esas lecturas comunes que se suelen hacer en la adolescencia o postadolescencia cuando te metes más en serio en el mundo de la lectura.
Recuerdo, que en aquellos tiempos, esta libro me fascinó, más aún, cuando entre sus páginas existía un prólogo (creo recordar) en el que se hablaba que su autor Torcuato Luca de Tena se internó un psiquiátrico para dar forma a los personajes de su libro.
Pasados los años, llego al cine "Shutter Island" (ídem - Martin Scorsese (2010)) que tenía el mismo planteamiento o muy similar a esta novela y a la que le pillé las costuras a mitad del filme.
Con todo, siempre estuvo en mi mente que sería fantástico hacer una película basada en esta novela que me cautivó cuando tendría unos dieciocho años aproximadamente.
Así que en 2022, Oriol Paulo se ha atrevido a llevar este libro a la gran pantalla, haciendo para mí una de las mejores adaptaciones de los últimos años.
La versión de Paulo bien la podría haber firmado el mismo Scorsese pues cuenta con una impecable dirección, unas interpretaciones sobrias y contundentes destacando la de Bárbara Lennie como la protagonista absoluta de esta historia.
Y es que el filme, cuenta con un aroma a cine negro que por momentos me ha recordado a "Perdición" ("Double Idemnity" - Billy Wilder (1944)) y donde Lennie está al nivel de Barbara Stanwyck con la que casualmente comparte nombre de pila.
La dirección de arte, el vestuario, el cariño con el que está cuidado todo lo que va en función de la narración del filme es perfecto, lo que convierte sin ningún género de dudas a Paulo como uno de los mejores narradores de suspense que ha dado nuestro país en los últimos tiempos.
Recordar a su vez la pieza fundamental que es Eduard Fernández como el director de este psiquiátrico donde todo lo que vemos no es lo que aparenta ser.
Gran película que nos hace ver una vez más el buen estado de salud del cine español, que como comento habitualmente, es excelente.
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