Como suele suceder en las películas de zombies o infectados, un hecho inesperado ha hecho que la población mundial padezca una enfermedad que afecta a gran parte de ella.
Esta afección, consiste en que muchos de los habitantes del planeta se conviertan en muertos vivientes siendo prácticamente inconscientes de su existencia.
Dentro de este nuevo mundo repleto de extraños seres, se encuentra un grupo de tres niños que tienen encerrados a sus padres quienes sobreviven a base de animales muertos que les proporcionan los pequeños.
Estos infantes, a su vez, vagan de un lado a otro y poseen más o menos preocupaciones dependiendo de la edad que tengan.
Dentro de estas distintas edades conviven desde la ingenuidad al despertar sexual de uno de ellos, que incluso, se verá consumado cuando se produzca un idilio con una chica más o menos de su edad, que aparece por casualidad y que terminará su presencia de manera fugaz e inesperada.
Interesante es la reflexión de su realizador Isaac Ezban quien una vez más nos sorprende con una idea brillante dentro de su cine, puesto que son los niños quienes enseñan de nuevo a los padres a ser humanos, siendo los adultos los infantes y los pequeños quienes deben de asumir el rol de adultos.
El filme, además, tiene buenos puntos de comedia (en especial la cena de navidad) que se prestan a hacer del filme un producto poco convencional dentro de la temática zombie y en la que nos podemos encontrar a retornados, algo tampoco excesivamente común en estos casos.
Buena película y altamente recomendable.
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