miércoles, 11 de diciembre de 2019

LA TRINCHERA INFINITA

Pocas veces entendemos que nuestro cine a de ser testigo de la historia que le ha tocado vivir.
Si bien, durante cuarenta años de política de puertas cerradas, supuso que las películas que se realizaban  tuviesen una cierta comodidad o condescendencia a la situación que nos tocó vivir. (Aunque no todas, eso también hay que especificarlo).
A día de hoy, sin embargo, hay películas que deben de hacerse y han de ser testigos de relatos que son fundamentales dentro de nuestra historia más reciente y que anteriormente, por circunstancias, no pudimos contar.

Una de ellas es la que hoy nos ocupa. "La Trinchera Infinita" (Ídem - Aitor Arregi, Jon Garaño y José Mari Goenaga (2019)).
Film que versa acerca de la situación que sufrieron varias personas afectadas por el conflicto de la Guerra Civil. Perseguidos por la dictadura, los conocidos como "topos" permanecieron ocultos en trasteros, desvanes e incluso en falsas paredes alejados de la realidad que les tocó vivir bajo una premisa, no ser descubiertos para así, no ser ejecutados.
Y es que Higinio, el protagonista de esta historia, sabía que si se metía en líos políticos, podría acabar fusilado o desaparecido como tantos otros a lo largo del conflicto bélico y los años posteriores.
Así que previsiblemente ideó dos refugios. Uno en su casa y otro en casa de sus padres, que le permitieron ocultarse durante cuarenta años tras las paredes de las dos viviendas sin tener apenas contacto con el exterior.
Durante ese tiempo, Higinio vivió momentos delicados, tanto personales como familiares, puesto que los habitantes de su pueblo estaban intrigados por lo que pudo ser del hombre. Además todos vivían con la incertidumbre de la sospecha de que pudiese estar oculto en algún sitio.
Cuando uno se pasa tanto tiempo alejado de la sociedad, puede ocurrir que tu paranoia sea tan grande que ni siquiera te plantees que lo que te está pasando es ya realidad o no, algo que también le sucede a este personaje.
Por otro lado tenemos a su esposa, Rosa, quien tiene ciertas inquietudes que quiere suplir y que se ve frustrada por una situación que no puede controlar.
Quiere ser madre, así que decide quedarse embarazada de Higinio e ir al pueblo de su familia a dar a luz, con la idea de volver con el bebé y decir que se trata de un sobrino.
Ahora bien, esa situación que lleva a estos personajes a plantearse acciones como estas sólo está regida por la barbarie que puede suponer entrar en un conflicto bélico, donde los vecinos eran capaces de acusarte o bien podías vivir con el estigma de pertenecer al bando contrario, lo cual te lastraría al ostracismo durante los años venideros.
Importante también la esencia de los sueños no cumplidos por un conflicto ajeno, algo que se ve dentro de la película, con situaciones como la de Rosa, que a pesar de ser una adulta nunca ha visto el mar.

Gran ejecución la de los tres directores, quienes sin ningún género de dudas han hecho una de las películas del año.
No me extraña en absoluto que arrasase en el pasado Festival de Cine de San Sebastián y que haya logrado tantas nominaciones a los Premios Goya.
Ahora habrá que esperar, al igual que la vida de Higinio que a la película se le haga justicia y que se valore el esfuerzo de haber sacado un producto así adelante.



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