domingo, 22 de diciembre de 2019

WATCHMEN - TEMPORADA 1

No conozco a historia de "Watchmen" tanto como me gustaría.
De hecho, esto lo solventaré en los próximos meses puesto que a Goize, por su cumpleaños, le regalaron la maravillosa novela de Alan Moore, dibujada por Dave Gibbons, con lo cual podré hablar más en profundidad de lo que en ella acontece en futuros post (ya en 2020).

Así que me centraré en lo que he podido ver en la maravillosa serie de HBO.
En una realidad hipotética, los Estados Unidos han ganado la guerra de Vietnam, siendo el país asiático un estado más la gran potencia.
Durante el año 1985 está a punto de producirse una Guerra Mundial inminente entre los Estados Unidos y la URSS. Todo apunta a que las dos grandes potencias, enemigas tras la Segunda Guerra Mundial van a enfrentarse en un duro ataque nuclear.
Pero algo sucede. Dos grandes cefalópodos aparecen en una de las grandes ciudades causando el caos. Esto parará el enfrentamiento entre las grandes potencias y hará que entre ambas luchen por derrotar a estos extraños seres.
También será determinante la intervención del Dr. Manhattan en la Guerra de Vietnam.
Él, un ser similar a un Dios, capaz de estar en varios sitios en el mismo instante, ha sido el que ha logrado gracias a sus ataques que el país norteamericano gane esa contienda.

Y es que sumergidos dentro de este amalgama de acontecimientos, pasados los años hay cosas que no se han podido solucionar.
El racismo en los Estados Unidos sigue siendo un hecho y los cíclopes, una organización vinculada al KKK, siguen campando a sus anchas desde comienzos del siglo pasado.
Sólo un héroe como Justicia Enmascarada les han podido plantar cara, puesto que los cíclopes se encuentran en todas las capas de la sociedad, incluida, la policía.
Pero para los cíclopes, su forma de existencia no se basa únicamente en una creencia (por así decirlo) "racista", sino que ven su comportamiento como un legado que les ha acompañado durante generaciones.
Prueba de ello es Judd Crawford, quien oculta en su casa posee un traje del KKK, algo que pocas personas saben, sólo los miembros de esa organización y el anciano Will Reeves; quien años atrás se ocultaba tras el misterioso Justicia Enmascarada.
Este héroe, (no le podemos catalogar como súper héroe al no contar con súper poderes), forma parte de un grupo de elegidos llamados los MinuteMen.
Quienes tras sus máscaras impartirán justicia en las calles de Tulsa.
Y es que la serie comienza en 1921, donde la masacre racista asoló la ciudad. En esa época Will Reeves sólo es un niño que disfruta de una película de mudo en el cine. Su madre acompaña la película con un piano.
El pequeño, disfruta del filme, hasta que en un momento determinado, la masacre comienza, algo que traumatizará a Reeves de por vida.

No sólo la vena racista es castigada en este "Watchmen", donde el legado de Reeves recae en su nieta Angela; sino que las relaciones interpersonales hacen que la trama evolucione.

Laurie Blake y su terapéutica charla con el Dr. Manhattan.
Desde un excéntrico Adrian Veidt, que pasa de vivir en el ártico, a vivir en un castillo plagado de clones a los que utiliza como quiere, al susodicho Dr. Manhattan o la agente de policía Laurie Blake, aún enamorada de Jon aka Dr. Manhattan.

Y es que este "Watchmen" nos habla del espacio y el tiempo tal y como lo percibe este misterioso hombre azul. Como es capaz de hablar con otro personaje en dos espacios temporales distintos, o como la toma de decisiones afecta en un futuro únicamente con un simple comentario.

A medida que avanza la temporada, nos vamos dando cuenta que las respuestas que buscamos no son tal y como en un principio parecen ser.
Lo que está claro en un principio, luego no lo es tanto, con lo cual la respuesta siempre está en lo que se necesitan los unos a los otros para lograr sus propósitos.

Por ejemplo, Angela y Jon el único delito que han cometido es el de enamorarse, a pesar de saber que su amor tiene fecha de caducidad, diez años.
Adrian Veidt sabe que miles de personas han de morir para que no lo hagan millones y por eso crea los cefalópodos.
Laurie Blake sabe que está sola. A pesar de que ella acuda a esas cabinas donde quien quiera puede dejar sus mensajes para el Dr. Manhattan.
Cabinas en las cuales, millones de personas cuentan sus problemas a este ser divino, el cual creen que vive en Marte, pero que en realidad parte de si mismo está oculto en Europa, una de las lunas de Júpiter y la otra parte de su ser está encubierta en el cuerpo de un difunto en Tulsa, junto a Angela sin tener consciencia de si mismo.

Tampoco podemos olvidarnos del bueno de Wade Tillman, alias Looking Glass, un maravilloso perdedor, que como el resto, lo único que desea es vivir en paz y como no, impartir justicia, aunque sea a su manera.
El cual me figuro que tendrá más transcendencia en la siguiente temporada.

Todo lo acontecido en esta primera temporada me parece tan maravilloso, filosófico e enigmático que me ha dejado absolutamente fascinado.
De hecho, los episodios siete, ocho y nueve son absolutas obras maestras de guion, dirección, interpretación. Podría catalogarlos como piezas de museo.

Si diese clase de guion, sin duda mandaría analizar esta primera temporada donde la construcción desde lo pequeño es un todo en la narrativa de la serie.
De lo mejor de este 2019 que se nos va y eso que ha sido un año brillante en cuanto a series y películas.

El Dr. Manhattan luchará hasta el final.

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