Si pudiésemos definir de alguna manera "Don't look up" (Ídem- Adam Mckay (2021)) sería como una sátira del absurdo mundo en el que nos ha tocado vivir.
Y es que esta película que versa de cómo se comportaría la sociedad capitalista en el caso de que un cometa chocase contra la Tierra, bien podría ser un reflejo de lo que somos a día de hoy.
Seres que nos basamos en una opinión general en vez de tener una voz propia y en el que las redes sociales tienen un peso enorme sobre nosotros.
Tanto es así que estas pueden derivar nuestra intención de voto e incluso nuestros gustos alimenticios, ¿quién de nuestro entorno no se ha vuelto vegano? ¿Y por qué? No por convicción, sino porque le han lavado el cerebro.
Pero lo peor de todo lo que nos plantea la película es que ni siquiera dos astrofísicos son capaces de convencer a la presidenta de los Estados Unidos para que pare la inminente llegada de un asteroide porque hasta con eso se puede especular.
Se pueden hacer estudios de como los minerales que contiene dicho asteroide podrían proporcionar la riqueza suficiente como para acabar con el hambre en el mundo, o cómo un magnate de la telefonía móvil podría hacerse aún más rico si cabe.
Porque en ese mundo de codicia e individualismo que nos presenta "Don't look up", también tienen cabida las infidelidades, la traición y la miseria (de hecho hay uno de los personajes que cobra 20 dólares por una botella de agua y unas galletas a tres de los personajes cuando en realidad las ha conseguido gratis); y es que a pequeña escala nos han enseñado a ser un poco así; individualistas, egoístas y un tanto ególatras.
Me fascina el buen ejemplo que aplica McKay a la hora de mostrarnos la dictadura actual en la que vivimos, en la que no nos dan tiempo a pensar y en la que todo pasa tan rápido que apenas nos hace plantearnos más cosas que él aquí y él ahora.
Porque los personajes de esta historia en su gran mayoría piensan en el bien común y no en el colectivo, tampoco ven como una amenaza un asteroide, quizás estén más preocupados de un comentario en Instagram, quién sabe.
Lo que está claro es que nos encontramos ante un brillante guion (espero que se lleve el Oscar) y probablemente ante una de las mejores comedias de los últimos años, sobretodo porque nos muestra en realidad lo imbéciles que somos.
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