Luisa es una joven que desde hace un tiempo no tiene contacto con su familia.
Un buen día, recibe la noticia que su abuela está en el lecho de muerte, así que decide ir a visitarla.
La anciana vive en una portentosa mansión repleta de enseres valiosos y de un sinfín de comodidades, sin duda, su patrimonio procede de generaciones pasadas.
A medida que van pasando los días, Luisa se adentra más en la vida de su anciana abuela y esta le revela un secreto que ha perdurado en la familia durante décadas. Todos son descendientes de vampiros.
Y es que alojado en el sótano de la vivienda, duerme en un ataúd el Conde Karlstein quién es el eje fundamental del linaje de la familia que lleva sumida en esta maldición durante siglos.
Ahora Luisa deberá de resolver sus diferencias tanto emocionales como vitales.
Una película más dentro del género vampírico de Jesús Franco en la que Howard Vernon se pasea también una vez más bajo el objetivo de Franco interpretando al Conde Drácula o a uno de sus sucedáneos.
De hecho, Vernon, solía decir que hacía cualquier cosa que Franco hiciese, que lo último que hablaba era de dinero, lo importante era trabajar juntos.
Buena premisa esa, de la que no muchos cineastas pueden presumir y que muy probablemente sea una de las relaciones más estrechas de la historia del cine, aunque ese tipo de relación Franco también la ha tenido también con otros actores como Antonio Mayans o Jack Taylor entre otros.
Poco tiene que ver esta "La hija de Drácula" con la del año 1936 de Lambert Hillyer titulada originalmente "Dracula's Daughter" que se basaba más con aspectos relacionados con la brujería.
Con todo, Franco es único, sólo por eso hay que verla.
Como curiosidad, esta es una de las películas de Jesús Franco filmada con bandera francesa.


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