lunes, 25 de marzo de 2019

LARRY COHEN

Creo que he escrito muchas veces sobre Larry Cohen.
Siempre que he tenido ocasión, le he dedicado unas líneas.
Actualmente, colaboro en un fanzine titulado "Zonacine".

En la primera de mis intervenciones realicé un reportaje bastante amplio basado en la saga "¡Estoy vivo" de Cohen. En dicho reportaje hablaba tanto de esta saga de películas como lo que había significado para mi.

El argumento de la saga ¡Estoy Vivo! habla a cerca unas píldoras anticonceptivas en mal estado, que hacían que se creasen unos bebés mutantes asesinos que debían de ser exterminados.
Lo curioso de este caso, es que había padres que querían preservar la integridad de sus pequeños, los cuales, a fin de cuentas, eran sus hijos.

Y es que la primera vez que llegué a Larry Cohen, fue a raíz del libro de Adolfo Perez Agustí titulado "40 años de cine de terror" donde hablaba tanto de las películas del cineasta neoyorkino como de otras películas relacionadas con el género fantástico.
No quiero repetirme, ya que hablé de esta saga y lo que supuso para mi como cineasta ya lo comenté en "Zonacine" en su momento.
Eso sí, deciros que estuve muy cerca de conocerle cuando fui a Nueva York a presentar uno de nuestros cortometrajes "Humanos con Patatas", finalemnte no pudo ser, una lástima, la verdad.

Ahora bien, Cohen influyó profundamente en la forma de hacer cine a finales de los años 70 y principios de los 80. Era director, guionista e incluso en ocasiones productor. Se juntó a William Lustig realizando conjuntamente (uno al guión y el otro a la dirección) una de las sagas que llenó estanterías de los videoclubs de la época "Maniac Cop".
Lustig, al igual que Cohen defendía un cine de terror independiente, alejado de las mayors, aunque pensando siempre en el público del género de terror.  Probablemente, uno de los más fieles que puedan existir.

Cohen realizó a su vez películas vinculadas al Blackexploitation donde Fred Williamson solía tener un papel relevante, y no era para menos, puesto que era sin duda una de las estrellas de la época.
Tocó también el mundo de la televisión, participó en coloquios, conferencias, fue un referente.

En los últimos tiempos no se prodigaba bastante, aunque he de decir que poco importaba, lo bueno ya estaba hecho.
Si tengo que destacar una virtud que me gusta de su cine, es sin duda el enfoque de sus argumentos.
Utilizaba problemas habituales o contemporáneos y los trasladaba a temáticas relacionadas con el fantástico o con el thriller.

Sustancias que convierten a la población en zombies, píldoras anticonceptivas, vampiros que beben sangre de vaca para no matar humanos, ambulancias asesinas y así, hasta un sinfín de soluciones para problemas cotidianos dentro del género de terror.

Se ha ido otro de mis ídolos, cada vez me quedan menos. Como suelo decir, al menos nos quedarán sus películas. DEP.


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