Una cinta que recoge lo mejor de la saga galáctica y que a pesar de sus dos horas y media de duración se me ha pasado como un suspiro.
Esta tercera entrega versa en gran medida en los orígenes de Rocket, quien es agredido hasta estar al borde de la muerte por Adam Worlock, al que muy probablemente veremos inmerso en las nuevas entregas marvelitas.
Y es que Warlock ha sido enviado por el malvado The high evolutionary para hacerse con el mapache más famoso del mundo de los cómics.
Los orígenes de este animal pensante se remontan años atrás, cuando al igual que otras bestias, es utilizado con fines científicos en los que se intenta que los seres no evolucionados intelectualmente posean actitudes de pensamiento racional por parte de una corporación presidida por The high evolutionary.
Mientras nos remontamos en los orígenes de Rocket, el grupo de Guardianes harán lo posible por hacerse con el código que desbloquee a Rocket y así poder intervenir para salvar su vida.
Además de todo esto, tenemos la relación de Gamora con Star Lord quienes a raíz de la pérdida de memoria de esta, no han podido volver a tener la misma relación de antaño a pesar que Lord sigue enamorado de ella, algo que no ha podido superar.
Ahora bien, ¿qué hace a esta nueva entrega de Guardianes tan especial? Para empezar la crítica que subyace en contra de la experimentación animal, que sea un divertimento constante y ser a su vez la película perfecta para poder ver en familia.
A todo esto hay que sumar un guión excelentemente engranado y una dirección soberbia de James Gunn al cual va a echar de menos Marvel en favor de DC que ya se frota las manos tras habiéndole elegido como máximo responsable de la compañía.
En cuanto a los maravillosos "Guardianes de la Galaxia" veremos quien se pone al frente de la cuarta entrega que espero que no tarde demasiado en llegar, al igual que los nuevos títulos de esta maravillosa compañía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario