Monkey D. Luffy ha tenido un sueño desde niño, ser un reconocido pirata.
Pero ese no es un logro sencillo, puesto que la recompensa de salir en los carteles que inundan el mundo siendo uno de los corsarios más buscados está al alcance de muy pocos.
Así que lo primero que hace el bueno de Luffy es aprovechar su entusiasmo y simpatía para formar su propia tripulación.
A medida que sus peripecias anunciando que quiere llegar a ser el más intrépido de los piratas (además de salir airoso de un sinfín de situaciones) irá convenciendo a distintos icónicos personajes que poseen alguna que otra habilidad.
Roronoa Zoro es un hábil espadachín, Nami es una habilidosa ladrona, Sanji es un cocinero con habilidades especiales para las peleas y Usopp sabe golpear más o menos...
Todos ellos formarán la tripulación de Luffy en busca de un tesoro conocido como "One Piece" al que todos los piratas aspiran mientras son perseguidos por los Marines quienes intentarán establecer el orden en este caos marítimo.
Peces que pelean, payasos que se desarman o incluso Luffy que tras haberse comido una baya endemoniada poseerá la habilidad de extenderse, forman parte de este peculiar universo tan dispar como atractivo para el espectador.
Debido al éxito del anime iniciado en 1999 y que parece no tener fin, Netflix se ha animado (valga la redundancia estilística) a crear esta exitosa serie de imagen real de la que veremos su continuación en 2026.
Ideal para ver en familia, inculca valores de superación y amistad tan necesarios en los tiempos que corren.
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