Mi historia con "El pozo de los mil demonios" se remonta a la adolescencia.
En el colegio donde estudiaba propusieron un número (no recuerdo exactamente) de lecturas recomendadas para comentar ese año en la clase de lengua y literatura.
Entre ellas, de la editorial Alfaguara, se encontraba esta novela de Andreu Martín.
No sé si debido a su contenido, a su llamativo título o su temática, el libro estaba agotado en todas las librerías de Oviedo.
Eran los años noventa y no era tan sencillo acceder a internet (al menos para mi) así que encontrar cualquier cosa que no fuera por encargo era sumamente complicado.
Así que me quedé sin leer este libro que tanto ansiaba y no se me olvidará el que elegí, "Busco plaza de aprendiz" de Hans-Georg Noack que seleccioné pensando que era de brujos y que tras su llegada descubrí que trataba de un joven que buscaba plaza de aprendiz de soldador (creo recordar) tras terminar sus estudios básicos.
A pesar de no ser lo que esperaba, ese libro llegó a mis manos y me hizo tener una perspectiva distinta del mundo laboral, algo que con el paso del tiempo agradecí.
Con esto, no quiero descartar la idea de volver a leerlo.
En mi mente, desde entonces corría el pensamiento de una manera u otra hacerme con un ejemplar de "El pozo de los mil demonios"; así que hace unos meses lo encontré en Wallapop y no ha sido hasta hace quince días aproximadamente cuando me decidí a comprarlo y por fin disfrutarlo.
Esta novela juvenil, cuenta la historia de tres universitarios Jordi, Fernando y Cristina que deciden pasar las vacaciones de verano en la isla de Menorca donde entre otras cosas practicarán submarinismo.
Una vez allí, se desencadenarán una serie de acontecimientos relacionados con distintos mitos baleares, donde destaca un pozo con mil demonios donde los protagonistas caen si remisión y deberán enfrentarse a una serie de peligros.
El autor, de hecho, comienza fuerte la novela porque lo primero que nos encontramos es la muerte de un sacerdote (al que llaman el curilla), para más tarde, sin remilgos, explicar actos y hechos que a día de hoy no sé si serían propios de ser una lectura recomendada para adolescentes. (En eso hemos dado un paso atrás, éramos más libres hace 25 años que ahora, una pena).
Tras el transcurso de los años, es curioso observar cómo han avanzado los tiempos.
Los protagonistas se comunican por walkie talkies y los precios de las cosas se miden en pesetas y no en Euros.
También, visto desde una perspectiva actual, es curioso observar cómo nos relacionábamos en el pasado.
Aquí los protagonistas dicen que se encuentran en un lugar a una determinada hora, o deducen donde estará otro personaje debido a sus costumbres, algo que a día de hoy sin teléfonos móviles parecería prácticamente imposible.
El autor, utiliza además de mitos y leyendas baleares que encaja a la perfección en el libro, otras de otros lugares y no duda en mencionar la edificación de Stonehenge para describirnos una edificación similar bajo el mar, dando así a los adolescentes conocimientos e información de un monumento real, algo bastante inteligente.
Tras décadas de espera para leerla sólo decir que no sé cual era el horizonte de expectativas o si realmente lo tenía, lo único que sé es que ya me he quitado una espinita.
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