Aunque he comentado dos obras teatrales previamente a lo largo de este mes, "Una terapia integral" fue la primera de las que fui a ver entre el mes pasado y este.
La obra, cuenta la historia de tres personajes que acuden a una terapia impartida por Toni Roca, un terapeuta que utiliza la creación del pan como reducto, para sacar los miedos y los problemas de sus alumnos, quienes se someten a sus juegos y preguntas.
Aunque son muchos los que se presentan para sus grupos y realizar así sus terapias, son reducidos los elegidos que disfrutarán durante pocos días de su compañía y consejos.
En esta ocasión, serán tres personajes, un tipo que lo ha tenido todo, una madre y ama de casa con la vida resuelta y una chica con un sinfín de traumas que no le han dejado avanzar en exceso socialmente.
Toni intentará sacar lo mejor y lo peor de ellos hasta que un momento determinado las tornas cambiarán y será él quien sea el que esté sometido a tela de juicio por sus alumnos.
Tengo que decir que las películas y las obras teatrales relacionadas con el mundo de la cocina me dan bastante pereza (tengo que reconocerlo), pero esta obra tiene a su favor los momentos de reflexión y de comedia que llevan a los personajes a cuestionarse no sólo a ellos mismos, sino al resultado final de la terapia impartida por su maestro.
El reparto, excelente y como era de esperar, el cierre de la función es tan bueno que te vas de la sala con un buen sabor de boca, mejor aún casi que el pan cocinado por Roca y sus alumnos.
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