viernes, 23 de septiembre de 2022

LA NOCHE DEL ORÁCULO

Como comenté hace unos días, no tardaría en leer "La noche del oráculo" de Paul Auster.
Escritor que llevaba años sin acercarme a sus palabras y con el que me alegro haberme vuelto a encontrar. 

Esta historia situada en Nueva York (casualmente este libro ha viajado conmigo a esa ciudad) cuenta la historia de Sidney Orr, un escritor carente de inspiración momentánea. 
Y es que Orr ha superado una enfermedad de la que nadie esperaba que se fuese a recuperar. 
Es entonces, cuando comienza a reflexionar sobre la vida la muerte o la casualidad como forma de existencia. 

Entre medias, está la búsqueda de la inspiración, así que decide comprar un cuaderno para anotar ideas o breves relatos que le ayuden a encauzar lo que será su próxima novela.
Dicho cuaderno se encuentra en la tienda del señor Chang con el cual logra entablar una amistad, subjetiva, pero amistad a fin de cuentas.
De hecho, hay un momento al inicio de su encuentro en el que el vendedor le confiesa a Orr que por allí pasan muchos escritores, pero que nunca tienen demasiado dinero para gastarse. 
Es un pequeño ejemplo de las pequeñas píldoras de vida que nos regala este autor.

Sid, (como le llaman sus amigos) mantiene amistad con otro escritor, John Trasure, también enfermo y que al igual que él, posee distintos cuadernos portugueses color azul donde encuentra la inspiración. 

Es entonces, en esta parte de la novela cuando todo se mezcla y comenzamos a no distinguir entre la vida del propio Orr y lo que escribe, entre los acontecimientos se encuentra la aparición de un manuscrito de una famosa escritora de los años veinte titulada "La noche del oráculo" y un repentino viaje a Kansas en busca de la inspiración. 

También está la relación con Grace, su esposa, su amor hacia ella, las idas y venidas del presente al pasado, el inesperado aborto y la convicción de una segunda oportunidad a pesar de los desafortunados actos cometidos por Orr semanas atrás. 
Quizás aquellos hechos y su repentino desvanecimiento sean la respuesta a una mala respuesta de la vida hacia su propia existencia. 

Me gustan además los paralelismos de Orr y Auster siendo el primero un alter ego de él mismo, puesto que cuenta cómo malvive como escritor, su relación con Francia o sus vínculos con la traducción.

Como todo lo que escribe Auster, me ha dejado de piedra. Sin duda, imprescindible. 

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