LA MALINCHE - EL MUSICAL

Arrancar un espectáculo o proyecto desde cero es algo arduo y complicado para cualquier tipo de creador. 
Es difícil pensar desde una idea inicial que funcione, hasta incluso el ejecutarla de manera adecuada y conectar con el público, que es finalmente para quien se trabaja. 

A Nacho Cano le ha llevado la friolera de doce años preparar este espectáculo titulado "La Malinche".
Un proyecto que a día de hoy denominan inmersivo, que pasa desde una llegada a una cantina alucinante donde puedes tomarte un tequila, un cocktail o por el contrario, puedes tomarte unos tacos o degustar distintos productos de la cocina mexicana. 

Tras ese despliegue alucinante donde destacan máscaras, torres de gogós y por momentos música en directo, pasas a lo que es el espectáculo en sí.
Un inmenso escenario en pleno Ifema con más de mil butacas te preparan para dos horas y media de función. 

La Malinche, cuenta la historia de la llegada de los españoles a México, desde la preparación de su partida, hasta llegar a una nueva Tierra donde los indígenas sacrificaban a personas y hacían tributo al Dios Sol. 
Con la llegada de los españoles los indígenas serán sometidos a la fuerza a adoptar el cristianismo. 
Mientras, Malinche una joven indígena que escapa de los sacrificios rituales, terminará convirtiéndose en el anclaje entre dos culturas la española y la indígena enamorándose de un colonizador logrando así el mestizaje entre ambas culturas. 

Mediante el transcurso del espectáculo, vemos ante nuestras retinas un gran despliegue de medios, tanto técnicos como artísticos, donde no se escatiman en cambios de escenarios, pirámides, barcos, cascadas de agua...
Todo ello enmarcado entre dos actos con un descanso entre medias, donde disfrutamos de una bonita puesta en escena, grandes coreografías y decorados dignos de una película de Giovanni Pastrone.
Tras disfrutar del espectáculo, la conocida como Cantina Canalla vuelve a abrir sus puertas y los asistentes al espectáculo podrán volver a consumir o si lo prefieren llevarse un recuerdo del espectáculo a modo de merchandising.

La verdad que todo está pensado para disfrutar de una tarde agradable, donde dejarse llevar es lo importante.