Parece que a Christopher Smith la vida no le sonríe como antes, o eso es lo que él cree.
Desde los acontecimientos de la anterior temporada ha pasado por ciertos altibajos que le están mermando. Tanto es así, que cree que todo aquel que tiene algo de relación con él acaba falleciendo o al menos teniendo mala fortuna.
El pacificador no deja de ser un héroe admirado por todos pese a sus errores pero para él no es suficiente.
Parte de eso dolor interior viene por la muerte de su padre, al que en el fondo quería y la relación no consumada con Emilia de la cual está realmente enamorado.
Casualmente, debido a todas las posesiones que tenía su padre da con un portal que abre los universos de bolsillo.
Una vez ahí, decide atravesar una de las puertas.
Tras ella, se encontrará con otro universo en el que sí ve que pueda tener una relación con Emilia y en la que su padre no ha fallecido, al igual que su hermano al que mató accidentalmente siendo un niño en su universo.
Tras un encontronazo con su otro yo al que no le quedará más remedio que aniquilar, decidirá dejar su presente para trasladarse a ese nuevo universo en el que tiene un futuro más estable, al menos emocionalmente hablando.
Esto será descubierto por su grupo de amigos que hará lo indecible por traerle de vuelta y hacer que logre la esperanza y la ilusión por vivir en su verdadero universo.
Divertida esta segunda temporada de "El pacificador", que al igual que la primera entrega de sus andanzas tiene puntos brillantes y que en esta ocasión se centra más en las relaciones interpersonales más que en la acción per se, pero en cuanto aparece se deja notar y mucho.
Ha habido muchas críticas, sobretodo con su final (no quiero hacer spoilers), pero a mí particularmente me ha entretenido y me parece una buena continuación.
Quizás esto sea el camino hacia algo más grande, habrá que tener paciencia.
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