viernes, 22 de mayo de 2020

SOLO

Martín Perino es un virtuoso del piano.
Durante años, desde la más tierna infancia, ha practicado el manejo de dicho instrumento hasta alcanzar la perfección.
Instruido por su madre, también pianista, Martín dedicó gran parte de su vida a la práctica musical, haciendo del piano una extensión de si mismo.

Tres años atrás, esa obsesión por la perfección le llevó a desarrollar un brote psicótico, que le ha tenido internado en el psiquiátrico argentino de El Borda.
Es allí donde Martín aprenderá a base de medicación y terapia a superar su problema mental y por supuesto, a no ser tan exigente consigo mismo.

Precioso documental dirigido por Artemio Benki, donde nos sentimos identificados por este Martín Perino, quien vive obsesionado con la música y su forma de transmitirla por medio del piano.
Martín es sensible, inteligente y posee una maravillosa virtud que es la de tocar y hacer que nos veamos sumergidos por los acordes de sus notas.
Toca a Chopin como nadie y es capaz de tener memorizadas oberturas completas, las cuales interpreta sin ni siquiera pensar, sino de manera automática.

Importante, es el punto de vista que toma el documental.
Desde un distanciamiento omnisciente, con una narrativa tan perfecta que por momentos nos parece estar viendo una película de ficción.
Preciosos son los pasajes donde Martín, en un su exilio forzado ha dedicado su tiempo a componer una pieza musical donde la danza es una parte complementaria y esencial del proceso creativo.
En distintos momentos del filme como toca esta pieza, que a su vez es acompañada por una amiga bailarina. Son bellísimos esos fragmentos del filme.
Y es que como el mismo confiesa .- Es ese momento de fragmentación de mi mente, dentro de ese caos, casualmente, surgió la creación.

La película cuenta con innumerables momentos para recordar. Desde la sinceridad de Martín hablando de su enfermedad a familiares, amigos y compañeros de internado, donde con frustración relata la exigencia a la que le sometía su madre, quien le decía que Chopin estaba mal tocado y después cuando la tocaba frente al público todos alababan su maestría para interpretar las piezas, algo que no lograba asimilar.

Hipnóticos son a su vez los momentos en los que Martín no cuenta con un piano y hace que teclea sobre la mesa de su casa, la tierra del parque o cualquier superficie, cerrando los ojos, como si entrase en trance.
Preciosos pasajes en los que vemos su verdadera naturaleza, esa que forma la incomprensión del artista.
Un artista que es capaz de ir a un festival de música preguntando si le dejan tocar un piano durante cinco minutos o que llama a locales con piano preguntando por si le hacen un hueco, aunque sea a las cuatro de la madrugada.

Un documental 100% humano, bello e imprescindible. Podéis disfrutarlo hasta mañana en Filmin gracias a la edición online del Docs Barcelona.

Las manos de Martín, capaces de regalarnos bellas melodías.

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