Desde que tengo uso de razón, el escritor madrileño aunque de alma vallisoletana ha sido un referente dentro de mi subconsciente.
No sólo por el personaje que se había creado, sino porque siempre que le escuchaba argumentar me parecía estar escuchando a un carismático orador.
Hombre lúcido donde los hubiese, ocupaba de la escritura su oficio, no sólo a modo de ensayo o artículo de prensa, sino también a modo de escritor. Su faceta más reseñable.
En "Anatomía de un Dandy" (Ídem - Charly Arnaiz y Alberto Ortega (2020)), sus realizadores no sólo repasan la figura del escritor desde el análisis de su obra literaria y periodística, sino que conforman un relato en el que se ve tanto su vida influye también en su escritura.
Al igual que todo creador, el estado anímico de Umbral se ve reflejado en sus textos; testigo de su tiempo, desde sus primeros contoneos en el Café Gijón, pasando por La Movida madrileña, hasta la pérdida de su único hijo, hacen de Umbral ese ser en el fondo introvertido que gestó su vida y obra en función de su carácter.
Vanidoso, intelectual, inteligente, locuaz, todo armado en el escaparate de la vida, la cual te suelta o te atrapa, y él, en cierta medida dejó que le sucediesen ambas cosas.
Apoyados por imágenes de archivo y por grabaciones sonoras del propio Umbral, nos vamos adentrando en la historia de un escritor capaz de acaparar todos los premios literarios del país, así como restar importancia a sus logros, aunque interiormente se encontrase más que satisfecho por dichos reconocimientos.
Y es que al bueno de Umbral con unos ciento diez libros publicados y más de ciento sensenta y cinco mil artículos pediodísticos abrió su pensamiento a todos aquellos que quisieron leerle o escucharle.
Una vez visto el documental, sin duda apetece sumergirse en sus letras y poder entender así a una persona y a un personaje que sólo le faltó conquistar el Premio Nobel de literatura para encumbrarle al mayor de los altares, al igual que su amigo y admirado Camilo José Cela.
Imprescindible documental, donde destaca la dirección de sus realizadores que acompañados de un excelente montaje de Emilio González se dejan empapar por los testimonios de aquellos que le conocieron y que combinan a la perfección con los recursos anteriormente citados.
Como detalle, destacar la fotografía de un virtuoso de la luz como Luis Ángel Pérez, al que más pronto que tarde veremos levantando un Goya.
Espero, que al menos, "Anatomía de un Dandy" esté cerca de lograrlo.
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