Que el cine español está en plena forma es algo que ya sabíamos, y que además, cuenta con una muy buena reputación fuera de nuestras fronteras, también.
En el caso de "Bajocero" (Ídem - Lluis Quílez (2021)), ha contado con el estreno mundial a través de Netflix lo cual la ha catapultado a una fama instantánea.
Y es que a día de hoy, en tiempos de pandemia mundial, donde al público es difícil sacarlo de su casa para acudir a una sala, ver una película como esta en una tarde de domingo en tu casa es de agradecer.
Un Thriller que tiene como premisa principal el traslado de un grupo de presos y de cómo un elemento del exterior (en este caso un padre que quiere vengar la muerte de su hija) convierte el trayecto en un infierno.
Dentro del convoy que transporta a los reos se encuentra el Nano, quien sabe dónde está el cadáver de la hija de este padre sediento de venganza, que no parará hasta que le digan dónde se encuentra el cuerpo de su difunta hija. Matando a quien haga falta.
"Bajocero" aprovecha a la perfección ese totum revolutum de subtramas que puedan salir a flote en ciertos momentos de la película, como son el pasado y presente de algunos de los personajes, de los que lo creemos saber todo, pero que a medida que avanza la trama nos damos cuenta que como espectadores aún podemos esperar más de ellos.
Ni todos son tan buenos, ni todos son tan malos dentro de este thriller interpretado por Javier Gutiérrez, que como acostumbra nos brinda su poderío interpretativo al servicio de una historia, aparentemente convencional, pero que no tiene nada que envidiar al cine de Hollywood.
Desde la magistral realización del hundimiento del furgón en un lago, pasando por un clímax final donde Martín, cegado por la ira es capaz de arrancar la mano de un disparo al Nano y sacarle una confesión, sólo para que Miguel, el padre de la niña desaparecida pueda enterrarla.
Ese ir más allá, es lo que le da valor a "Bajocero" que sin tapujos ni cortapisas, no duda en mostrarnos violencia extrema verbal o física, haciéndonos pasar momentos realmente incómodos.
Destacar a su vez a un Luis Callejo memorable y a un sorprendente Isak Férriz como el corrupto Montesinos.
Coged Netflix y dadle al play.
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