Carlos es un alto ejecutivo que vive en un país del continente africano.
Espera un hijo de su mujer de origen estadounidense y está a punto de convertirse en socio de una gran compañía.
Todo parece sonreírle, pero dentro de su compañía le instan a que medie en un secuestro a sólo veinticuatro días antes de que su mujer salga de cuentas.
En un primer momento no accede, pero se ve entre la espada y la pared debiendo intermediar, en un asunto que puede convertirse en un problema diplomático.
Durante la medicación de ese conflicto volverá a reencontrarse con personas que habían formado parte de su pasado como Ale, Calixto o Eva con la que tuvo un hijo sin que él lo supiese, puesto que esta se lo había ocultado.
Es entonces cuando comienza la encrucijada para Carlos, puesto que deberá afrontar tanto el conflicto diplomático y que esto no afecte a la que anteriormente había sido su familia.
Interesante esta película de Esteban Crespo, en la que además de unas buenas interpretaciones podemos ver indicios de aquel cortometraje que le llevó a estar nominado al Oscar "Aquel no era yo" (Ídem - Esteban Crespo (2012)).
Una puesta arriesgada la de Crespo, puesto que mezclar cine político con acción y solventarlo bien es extremadamente complicado y él lo hace de soltura.
Muy buena la persecución en la que Carlos interpretado por Raúl Arévalo tiene que huir entre una multitud de disparos en un poblado.
Gratificante es ver la foto de Ángel Amorós, un maestro en esto de la luz.
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