La películas que se basan en material encontrado suelen tener bastante interés para mí.
Observando este tipo de documentos, nos damos cuenta de cómo vivían las personas en generaciones pasadas, pudiendo llegar a entender en cierta medida, cómo podían ser la relaciones entre las personas.
Dicho esto, hoy me toca comentar la doblemente nominada a los premios Goya "My Mexican Bretzel" (Ídem - Nuria Giménez Lorang (2019)).
El filme es narrado a modo de concatenación de secuencias grabadas por León el marido de Vivian Barret y apoyándose a modo de texto con fragmentos del diario de la propia Vivian.
Tomando esa premisa como estilo argumental el filme, nos traslada al fondo del pensamiento de la mujer, como es su día a día y la relación con su marido.
Desde ser su amor platónico lleno de aventuras por descubrir, como el viaje a un país de sudamérica, donde le proponen invertir a León en un nuevo producto farmacéutico; hasta el casuístico encuentro de Vivian con un mexicano del que terminará enamorándose.
Tanto es así, que incluso la mujer no acompañará a su marido a alguno de sus viajes sólo por viajar a Mallorca a reencontrarse con su amor furtivo.
Y es que este filme tiene ecos a las novelas de Stefan Zweig, a las películas románticas de los sesenta de Douglas Sirk donde los amores y desamores provienen donde un agente externo hace que la normalidad se vea interrumpida.
También, mirando a nuestro cine, "My Mexican Bretzel" tiene influencia de Basilio Martín Patino (sobretodo en el estilo narrativo), uno de nuestros maestros y al qué tanto le deben los cineastas de hoy.
Interesante es, a su vez, la propuesta de hacer una película prácticamente muda que sólo se ve interrumpida por ciertos momentos dónde se colocan diferentes sonidos que nos sitúan en los distintos lugares.
Buena película documental.
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