La película comienza con Dani, su protagonista, cuidando de su padre.
Un anciano, enfermo terminal que a penas puede responder a las preguntas de su hijo. Se muestra ausente.
Le pide tabaco, no le queda. Dani sale a buscarlo. Al volver su progenitor ha fallecido.
Durante los últimos años el joven ha dedicado su vida al cuidado de su malogrado padre y a trabajar en una agencia de viajes.
Es ahí, dónde Laura, su hermana, le obliga a que le venda un billete especial para dar la vuelta al mundo. Pero su nombre no será el de ella, sino el de él.
Dani, en un primer momento no quiere el regalo que su hermana le va a hacer pero finalmente acepta.
Así que elegirá su primer destino, Berlín.
Pasa su última noche en Barcelona antes de emprender el viaje.
Mientras toma una hamburguesa en un restaurante se topa con Mila, una chica que le pide que le invite a sus consumiciones porque la han dejado plantada.
Dani, la invita.
A la salida ella le espera, quiere agradecerle el gesto, quiere recompensarle. Le invita a su estudio de tatuajes a tomar algo y ya de paso decorar su cuerpo. El tatuaje elegido es la palabra "vuela".
La cosa se complica y después del estudio se trasladan a casa de Mila, donde empezarán los besos y por así decirlo, el calentón.
Lo que Dani no esperaba es que Ray, el novio de Mila aparezca en el loft que ambos comparten y que Dani tenga que luchar a vida o muerte contra él.
Ray acabará muerto y Mila arrojándose al vacío. Ahora Dani tendrá que huir para no terminar en la cárcel.
Brutal nueva película de David Victori que no deja un segundo de respiro y donde un colosal Mario Casas (nominado al Goya al Mejor Actor por este trabajo) intenta sobrevivir a una noche loca y que cambiará por completo la vida de su personaje.
Y es que Victori, no escatima en primeros planos, planos secuencia y un sinfín de recursos narrativos que nos tienen clavados en la butaca y sin respiro.
A Casas le acompañan unos brillantes Elizabeth Larena, Milena Smit y Fernando Valdivieso (estos dos últimos nominados al Goya a la actriz revelación y actor revelación respectivamente).
Así que sólo puedo decir que no dejéis pasar la ocasión, vedla.
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