martes, 24 de marzo de 2020

EL COCHECITO

Mucho se ha escrito de las distintas colaboraciones entre Marco Ferreri y Rafael Azcona tanto en las películas realizadas tanto en España como en Italia, pero creo que todas las líneas que podamos ocupar son pocas para elogiar el trabajo tanto del cineasta como del guionista.

El cine español no se entendería sin ninguno de los dos. Sobretodo con Azcona que en años posteriores trabajó con los más grandes Berlanga, Cuerda, Trueba, Saura... todos ellos con un elemento en común, amaban la idiosincrasia española.

"El cochecito" (Ídem - Marco Ferreri (1960)) la película que hoy nos ocupa, nos cuenta la historia de Anselmo, un jubilado que ve como uno de sus mejores amigos, Lucas, se hace con un coche para minusválidos que le da una autonomía de la que Anselmo no cuenta.
A pesar de no contar con ninguna dificultad física, Anselmo se empeña en tener uno de esos vehículos.
Y es que a pesar de haberse pasado toda la vida trabajando, Anselmo vive en un piso compartido con su hijo, su nuera, su nieta y la presencia constante de Alvarito, el ayudante de su hijo Carlos que a su vez es el novio de su nieta Yolanda.
Así, que el bueno de Anselmo hará todo lo posible por hacerse con el vehículo.
Venderá las joyas de su difunta mujer, le pedirá dinero prestado a los amigos, se hace el enfermo... hasta que finalmente, lo consigue.

Esto provocará que su hijo Carlos monte en cólera y le haga devolver el cochecito.
Anselmo centra su vida a su en la adquisición de ese vehículo, su vida no tiene sentido sin él.
Así que en un acto de ira y de venganza envenenará a su familia por no dejarle cumplir su deseo.

Magnífica película de Ferreri, sin duda alguna una de las diez mejores películas de la historia de nuestro cine, no sólo por su factura, su puesta en escena, su guion... sino porque representa a la perfección como somos los españoles, la forma de relacionarnos, de comunicarnos, cómo somos capaces de dejar al otro de lado cuando no nos interesa y esa mala costumbre que tenemos de la aceptación social.

Algo que entendió a la perfección Ferreri, en cuanto a las similitudes que hay entre la población italiana y la española.
Países bañados por el Mediterráneo, a los cuales nos gusta relacionarnos, la vida al aire libre y la diversión.
A fin de cuentas, Anselmo, el personaje de esta historia lo único que quiere es tener una vida social más activa, divertirse, a fin de cuentas, ser feliz.
Por otro lado, debemos de tener en cuenta el punto de vista que hay sobre las personas discapacitadas, que si bien, en aquellos tiempos no tenían las posibilidades de llevar una vida normal como lo pueden hacer el día de hoy, en esta película vemos como tienen sus entretenimientos, sus aficiones, sus amores y desamores.
De hecho, hasta vemos una carrera de cochecitos para minusválidos.

Cabe destacar su magnífico final, en el que Anselmo es interceptado por una pareja de guardia civiles huyendo hacia Navalcarnero y le piden que les acompañe. A lo que anciano responde .- ¿Oigan? ¿Saben si en la cárcel podré tener el cochecito?

La película logró el Premio Fipresci en el Festival de Cine de Venecia en 1960.

Imprescindible para todos los que aman no sólo nuestro cine, sino el cine en general, porque esta película debería de ser patrimonio de la humanidad.

Pepe Isbert, la estrella indiscutible del filme.

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